Evangelio del día | 28 de Abril | 3ra. Semana de Pascua
EVANGELIO DEL DÍA
Martes 28 de abril de 2020
3ra. Semana de Pascua / Ciclo A
Jesús dice de sí mismo que es “el pan bajado del cielo para dar la vida al mundo”. Es decir, procede del cielo, de Dios, viene de parte de él; y es pan, es alimento. Dicho más en concreto: Dios envía a alguien para que nos dé de comer, nos da pan para que con él nos alimentemos y podamos vivir. Y ese pan es su propio Hijo. Quién tenga fe en Jesús como enviado de Dios quedará saciado para siempre.
EVANGELIO
No fue Moisés, sino mi Padre
el que os da el verdadero pan del cielo.
Del santo evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en
el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
«Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».
Palabra del Señor. Gloria y honor a ti Señor.
Para la reflexión personal
- Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida”. El sacia el hambre y la sed. ¿Qué experiencia tengo de esto? ¿No es esta una oferta tentadora?
- ¿Quién será tan insensato que se atreva a desdeñarla?
- ¿Osaremos nosotros, como tantos judíos de su tiempo, rechazar ese incomparable don porque “no nos cabe en la cabeza”?
- ¿aceptamos a Jesús y su palabra como alimento que sacia nuestra vida?
- ¿estamos dispuestos a confiar en él hasta la muerte, perdonando en su nombre a quien nos hiere?
- Hambre de pan, hambre de Dios. ¿Cuál de las dos predomina en mí?
Oración
Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas.