Evangelio del día | 9 de mayo | Mes de María
EVANGELIO SÁBADO 9 DE MAYO
MAYO MES DE MARÍA
Evangelio sábado 9 de mayo de 2020
4ta. Semana de Pascua / Ciclo A
Ir a la fuente para conocer, para reconocer la verdadera agua….La fuente es Jesús, su vida y sus palabras, y ellas son las que nos llevarán a conocer el verdadero rostro del Padre. Entonces… ¿hacia dónde miramos? ¿Y nosotros? ¿Nos ha tocado el corazón? ¿Nos ha curado? ¿Ha venido a habitar en nuestra casa? ¿En nuestra celda interior, como llamaba Santa Catalina de Siena a lo más profundo de nuestro ser? Releamos una y otra vez los Evangelios. En ellos tenemos la clave para conocer a Dios, y pidámosle que deseemos siempre ir a la fuente y beber de su Palabra.
EVANGELIO
Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
Del santo evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor. Gloria y honor a ti Señor.
Obispo de Chalatenango
Obispo de Chalatenango
Para la reflexión personal
- Conocer a Jesús es conocer al Padre. En la Biblia “conocer a una persona” no es una compensación intelectual, sino que implica también una profunda experiencia de la presencia de esta persona en la vida. ¿Conozco a Jesús?
- ¿Conozco al Padre?
Oración
Dios todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el misterio pascual, para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de vida cristiana y alcancemos, finalmente, las alegrías eternas.