Reflexión Evangelio 14 de noviembre | 32º Semana | Tiempo Ordinario – Año Par
DIOS ESCUCHA CON PRONTITUD A SUS HIJOS
Reflexión Evangelio 14 de noviembre
Reflexión Evangelio sábado 14 de noviembre de 2020
Trigésima segunda semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
La parábola evangélica que acabamos de escuchar (cf. Lc 18, 1-8) contiene una enseñanza importante: «Es preciso orar siempre sin desfallecer» (v. 1). Por lo tanto, no se trata de rezar alguna vez, cuando tengo ganas. No, Jesús dice que hay que «rezar siempre, sin desfallecer». (…) Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar insistentemente a importunarlo, presentándole su petición de justicia.
Todos experimentamos momentos de cansancio y de desaliento, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez deshonesto, Dios escucha con prontitud a sus hijos, si bien esto no significa que lo haga en los tiempos y en las formas que nosotros quisiéramos. La oración no es una varita mágica. Ella ayuda a conservar la fe en Dios, a encomendarnos a Él incluso cuando no comprendemos la voluntad. En esto, Jesús mismo —¡que oraba mucho!— es un ejemplo para nosotros.
(…) El objeto de la oración pasa a un segundo plano; lo que importa ante todo es la relación con el Padre. He aquí lo que hace la oración: transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios, sea cual fuera, porque quien reza aspira ante todo a la unión con Dios, que es Amor misericordioso. (…) La oración conserva la fe, sin la oración la fe vacila. (…) Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre viene al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso. (Papa Francisco, catequesis 25 de mayo de 2016)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tes 2,14
R/. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.
EVANGELIO
San Lucas 18, 1-8
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
«En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: «Hazme justicia contra mi adversario». Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: «Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando» «.
Dicho esto, Jesús comentó: «Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Es nuestra oración siempre insistente y llena de confianza? ¿Oro por los ministros de la Iglesia consagrados, que sean hombres y mujeres de oración, y conscientes de las palabras del Señor?
- ¿Encontrará Jesús en nosotros, una fe que cuenta con la fortaleza de Dios que se hace presente y actúa por encima de nuestras iniciativas?
Oración
Que nuestra oración te llegue hoy a ti como un aliento de esperanza y un grito de confianza que brotan de la pobreza de nuestros corazones. Y si alguna vez tienes que denegar nuestra plegaria cuando pedimos cosas inconvenientes o inútiles, danos lo que realmente necesitamos y guarda viva nuestra confianza de que tú eres bueno y cariñoso con nosotros. Amén.