Reflexión Evangelio 20 de noviembre | 33º Semana | Tiempo Ordinario – Año Par
VIVIR LA FE Y TRANSMITIRLA A LOS HIJOS
Reflexión Evangelio 20 de noviembre
Reflexión Evangelio viernes 20 de noviembre de 2020
Trigésima tercera semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
¡Cuida, pues, de que no se convierta el templo de Dios en cueva de ladrones, para que no vayas a oír aquella otra reprensión con que Cristo reprendió a los judíos cuando les dijo: ¡La casa de mi Padre es casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones! (Mt 21,13 y Lc 19,46.)
Y ¿Cómo se convierte en cueva de ladrones? Cuando permitimos entrar en él las concupiscencias bajas y serviles y la liviandad, y que se asienten en el ánimo de los jóvenes. Porque sus pensamientos de ellas son más perniciosos que los mismos ladrones, puesto que arrastran los ánimos libres de los adolescentes a la servidumbre y los hacen esclavos de las pasiones propias de los brutos y los cubren de heridas y los destrozan de todas maneras.
Por este motivo, cada día vigilemos; y usando de la palabra como de un azote, echemos fuera de sus ánimos toda clase de inclinaciones torcidas, a fin de que los hijos puedan ser partícipes con nosotros de la ciudad celestial y puedan celebrar allá correctamente toda la liturgia que en ella se usa.
¿Acaso no habéis visto con frecuencia que los que viven en las ciudades, hacen a sus niños –apenas apartados de la lactancia– portadores de ramos en las festividades, o bien jefes de certámenes o prefectos de los juegos, o jefes de los coros? ¡Pues hagamos nosotros otro tanto! Desde los primeros años hagamos a los niños expertos en la disciplina celeste; porque esta otra terrena, por una parte ocasiona gastos, y por otra ningún fruto produce.
En consecuencia, siendo tantos los modos que hay de negar a Cristo, manifiesto es que serán otros tantos los que hay de confesarlo, y aun muchos más. Cuidemos, pues, de confesarlo por todos estos modos, a fin de que nosotros a nuestra vez alcancemos en los cielos el honor, por gracia y bondad de nuestro Señor Jesucristo. (San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia. Homilía, 2, 5)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.
EVANGELIO
San Lucas 19, 45-48
Ustedes han convertido la casa de Dios en cueva de ladrones.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: «Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones».
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Es para nosotros el templo el lugar donde damos culto a Dios, donde le encontramos con una presencia verdadera, real y substancial?
- ¿Estamos dispuestos a ser purificados por el Señor, aunque ello implicara algo como la escena que vemos hoy en el Evangelio?
Oración
Padre nuestro, con frecuencia convertimos nuestros corazones en casas de orgullo y avaricia más que en hogares de amor y de bondad, donde tú puedes sentirte a gusto, como en tu casa. Destruye el templo del pecado en nosotros, arroja toda clase de mal de nuestros corazones, y haznos piedras vivas de una comunidad en la que pueda vivir y reinar tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.