Reflexión Evangelio 2 de marzo | Segunda Semana de Cuaresma – Martes
EL CAMINO DE LA HIPOCRESÍA: DECIR Y NO HACER
Reflexión Evangelio 2 de marzo
Reflexión Evangelio 2 de marzo
Martes 2 de marzo de 2021
Segunda Semana de Cuaresma
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Ez 15, 31)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Mateo 23, 1-12
Los fariseos dicen una cosa y hacen otra.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente.
Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo.
Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
La vida cristiana es concreta; Dios es concreto. Pero hay muchos cristianos en apariencia, que hacen de la pertenencia a la Iglesia un estatus sin compromiso, una ocasión de prestigio en vez de una experiencia de servicio a los más pobres. Las palabras de Jesús desenmascaran la hipocresía de escribas y fariseos, invitando a los discípulos y a la muchedumbre a observar lo que ellos enseñan pero a no comportarse como ellos actúan. El Señor nos enseña el camino del «hacer».
Pero cuántas veces encontramos gente —incluso nosotros— en la Iglesia que dice: —¡Yo soy muy católico! —Ah sí, ¿y qué haces? Cuántos padres se llaman católicos, pero nunca tienen tiempo para hablar con sus hijos, para jugar con ellos, para escucharles. O cuántos hijos tienen a sus padres en una residencia, pero siempre están tan ocupados que no pueden ir a verlos, y los dejan abandonados. —¡Pero yo soy muy católico! Y pertenezco a tal asociación. Esa es la religión del «decir»: digo que soy así, pero hago lo mundano.
La misericordia del Señor sale al encuentro de los que tienen el valor de discutir con Él, pero discutir sobre la verdad, sobre lo que hago o no hago, para corregirme. Y ese es el gran amor del Señor, en esta dialéctica entre «el decir y el hacer». Ser cristiano significa «hacer»: hacer la voluntad de Dios. (…) Esa es la vida cristiana. En cambio, el «solo decir» nos lleva a la vanidad, a disimular ser cristiano. ¡Pero no, así no se es cristiano!
Que el Señor nos dé esta sabiduría de entender bien dónde está la diferencia entre «el decir y el hacer», que nos enseñe el camino del «hacer» y nos ayude a ir por ese camino, porque el camino del «decir» nos lleva a donde estaban esos doctores de la ley. (S.S. Papa Francisco. Misa en Santa Marta. Martes 23 de febrero del 2016.)
Para la reflexión personal
Sin humildad y espíritu de servicio no hay eficacia, no es posible vivir la caridad. Sin humildad no hay santidad, pues Jesús no quiere a su servicio amigos engreídos: «los instrumentos de Dios son siempre los humildes» San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 15
Oración
Tú quieres que vivamos nuestra fe no tanto como una serie de regulaciones y de prácticas, sino como una relación de persona a persona contigo y con los hermanos. Lávanos en la sangre de tu sacrificio, purifícanos de toda malicia y vanidad; haznos discípulos dóciles, abiertos a la escucha, prontos en el buen obrar, humildes y transparentes en la vida de cada día. Señor Dios nuestro, Guarda nuestros corazones para que podamos vivir lo que creemos y expresar nuestro amor a ti en términos de servicio y amor a los hermanos con los que convivimos, Amén.
¿Por qué la Biblia es Palabra de Dios?. Tema #2. Curso de Apologética I