Viernes Santo Pasión del Señor | Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C

LA FE QUE VENCE AL MUNDO
Viernes Santo Pasión del Señor

Viernes Santo Pasión del Señor
Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C
Santo Triduo Pascual

Las lecturas para este día los pueden ver en este enlace:

Lecturas Viernes Santo, Ciclo A, B y C

Reflexión

[…] Hemos llegado a la cumbre del Año de la fe y a su momento decisivo. ¡Esta es la fe que salva, «la fe que vence al mundo!» (1 Jn 5, 5). La fe, apropiación por la cual hacemos nuestra la salvación obrada por Cristo, y nos revestimos con el manto de su justicia. Por un lado está la mano extendida de Dios que ofrece su gracia al hombre; por otro lado, la mano del hombre que se alarga para acogerla mediante la fe. La «nueva y eterna alianza» está sellada con un apretón de manos entre Dios y el hombre.

Tenemos la posibilidad de asumir, en este día, la decisión más importante de la vida, aquella que abre las puertas de la eternidad: ¡creer! ¡Creer que «Jesús murió por nuestros pecados y ha resucitado para nuestra justificación!» (Rm 4, 25)

[…] Lo que se requiere es que no nos escondamos como Adán después de la culpa, que reconozcamos que tenemos necesidad de ser justificados; que no nos auto-justifiquemos. El publicano de la parábola subió al templo e hizo una breve oración: «Oh Dios, ten piedad de mí, pecador». ¿Qué había hecho de extraordinario? Nada, se había puesto del lado de la verdad delante de Dios, y es lo único que Dios necesita para actuar.

[…] En Cristo muerto y resucitado el mundo ha llegado a su destino final. El progreso de la humanidad avanza hoy a un ritmo vertiginoso, y la humanidad ve abrirse ante sí nuevos e inesperados horizontes fruto de sus descubrimientos. Sin embargo, puede decirse que ya ha llegado el final de los tiempos, porque en Cristo, elevado a la diestra del Padre, la humanidad ha llegado a su meta final. Ya han comenzado los cielos nuevos y la tierra nueva.

Mensaje a su Iglesia

A pesar de todas las miserias, las injusticias y la monstruosidad existentes sobre la tierra, en Él se ha inaugurado ya el orden definitivo del mundo. Lo que vemos con nuestros ojos puede sugerirnos lo contrario, pero el mal y la muerte están realmente derrotados para siempre. Sus fuentes se han secado; la realidad es que Jesús es el Señor del mundo. El mal ha sido radicalmente vencido por la redención que Él obra. El mundo nuevo ya ha comenzado.

[…] Desde su lecho de muerte, Cristo confió a su Iglesia un mensaje: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15). Todavía hay muchos hombres que están junto a la ventana y sueñan, sin saberlo, con un mensaje como el suyo. […] «¿Quién está a la altura de este encargo?», se preguntaba aterrorizado el Apóstol frente a la tarea sobrehumana de ser en el mundo «el perfume de Cristo», y he aquí su respuesta que vale también hoy:

«No porque podamos atribuirnos algo que venga de nosotros mismos, ya que toda nuestra capacidad viene de Dios, quien nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva Alianza, que no reside en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida» (2 Co 2, 16; 3, 5-6). (Padre Raniero Cantalamessa, OFM. CAP. Extracto de su Homilía en la Basílica de San Pedro. Viernes Santo, 29 de marzo de 2013.)

Meditación para Viernes Santo Pasión del Señor

Fray Nelson Medina, O.P.
En la cruz hay tinieblas, pero también luz.
VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
En la cruz hay oscuridad por la densidad del pecado; pero también hay luz porque hay misericordia, es donde nace la nueva alianza, la humanidad renovada en el amor y la gracia.
Para la reflexión personal

«No era necesario tanto tormento. Él pudo haber evitado aquellas amarguras, aquellas humillaciones, aquellos malos tratos, aquel juicio inicuo, y la vergüenza del patíbulo, y los clavos, y la lanza… Pero quiso sufrir todo eso por ti y por mí. Y nosotros, ¿no vamos a saber corresponder? Es muy posible que en alguna ocasión, a solas con un crucifijo, se te vengan las lágrimas a los ojos. No te domines… Pero procura que ese llanto acabe en un propósito» San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, XI, 1

Oración

Al extender tus manos en la cruz, oh Cristo, colmaste al mundo con la ternura del Padre. Por eso entonamos un himno de victoria. Te dejaste clavar en la cruz para derramar sobre todos la luz de tu perdón, y de tu pecho traspasado fluye hasta nosotros el río de la vida. Oh Cristo, amor crucificado hasta el fin del mundo en los miembros de tu cuerpo, haz que hoy podamos comulgar con tu pasión y muerte para poder gustar tu gloria de Resucitado. Amén.

Para la reflexión personal
Hablar con Dios

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