Viernes Cuarta Semana de Pascua | Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C

NO TE INQUIETES
Viernes Cuarta Semana de Pascua

Viernes Cuarta Semana de Pascua
Reflexión al Evangelio 30 de abril de 2021
Ciclo A, B y C


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 14, 6)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Juan 14, 1-6
Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy».

Entonces Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿Cómo podemos saber el camino?». Jesús le respondió: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El desconcierto y el miedo han inundado la comunidad. Jesús lee en el rostro de sus discípulos una fuerte turbación, un peligro para la fe, y por eso les anima a que tengan fe en el Padre y en él (v. 1). […] Los apóstoles no comprenden las palabras de Jesús. Tomás manifiesta su absoluta incomprensión: no sabe la meta hacia la que se dirige Jesús ni el camino para llegar a ella; y es que entiende las cosas en un sentido material.

Jesús también me dice a mí hoy: «No te inquietes». Tú sabías, Señor, que también había de llegar para mí el momento de la inquietud y la turbación. Para mí y para tantos otros como yo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta corrupción e indiferencia? ¿Hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta prepotencia? Fíjate cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y Gomorra: ¿Cómo es posible no sentirse inquieto?

Perseverancia

Jesús responde a mi inquietud asegurándome que «también hay un lugar para mí» allí donde está él, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él en las pruebas y en la tormenta. Y es que, en definitiva, también en el siglo XXI, sigue siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es como podemos y debemos atravesar los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la injusticia y del cinismo.

Todas las fuerzas que nos desvían, todas las tendencias arrolladoras que nos exigen estar firmemente aferrados a él. ¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren indicarte soluciones más adelantadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que él es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de un modo más intenso y libre? Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una reconstrucción no ilusoria, aunque no fácil. (Lectio Divina. Zevini-Cabra)

Reflexión Evangelio Viernes Cuarta Semana de Pascua

Fray Nelson Medina, O.P.
Viernes Cuarta Semana de Pascua
Dios escoge el mejor momento para llevarnos.
Si realmente estamos unidos en fe y amor a Cristo nuestro paso a la eternidad está determinado fundamentalmente por la misericordia con la que Él quiere llevarnos a donde se encuentra.
Para la reflexión personal

«Nosotros debemos oír el Evangelio como si el Señor estuviera presente y nos hablase. No debemos decir: “felices aquellos que pudieron verle”. Porque muchos de los que le vieron le crucificaron; y muchos de los que no le vieron, creyeron en Él.» San Agustín, Coment. al Evangelio de San Juan, 30 Hablar con Dios.

Oración

Señor, Sostén mi fe vacilante, porque no quiero abandonarte a ti, que eres todo para mí. Sostén esta débil esperanza mía, que quisiera ver el nuevo milenio iluminado por tu verdad. Sostén la cada vez menos vívida llama del amor por mis hermanos, a los que quisiera hacer el supremo regalo de dar testimonio de ti como el único que pone en contacto con el Dios vivo y verdadero. Haz que las palabras que dijiste a Tomás venzan todo mi desánimo y triunfen sobre mi debilidad. Porque estoy seguro de que eres tú quien tiene la última palabra. Amén.


Recuerda seguir nuestro curso de Apologética I: Pedro En La Iglesia: Tema #6 

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