Reflexión jueves 7 de octubre | Nuestra Señora la Virgen del Rosario – Fiesta
EL ROSARIO ES ORACIÓN POR LA PAZ
Reflexión jueves 7 de octubre
Reflexión jueves 7 de octubre de 2021
Nuestra Señora la Virgen del Rosario
Fiesta
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Lucas 1, 28)
R/. Aleluya. Aleluya
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres. R/
EVANGELIO
Lucas 1, 26-38
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
—«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
—«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».
El ángel le contestó:
—«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor.
Reflexión
La Iglesia ha visto siempre en esta oración una particular eficacia, confiando las causas más difíciles a su recitación comunitaria y a su práctica constante. En momentos en los que la cristiandad misma estaba amenazada, se atribuyó a la fuerza de esta oración la liberación del peligro y la Virgen del Rosario fue considerada como propiciadora de la salvación.
Hoy deseo confiar a la eficacia de esta oración –lo he señalado al principio– la causa de la paz en el mundo y la de la familia.
Es oración por la paz
Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo Milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un futuro menos oscuro.
El Rosario es una oración orientada por su naturaleza hacia la paz, por el hecho mismo de que contempla a Cristo, Príncipe de la paz y «nuestra paz» (Ef 2, 14). Quien interioriza el misterio de Cristo –y el Rosario tiende precisamente a eso– aprende el secreto de la paz y hace de ello un proyecto de vida. Además, debido a su carácter meditativo, con la serena sucesión del Ave Maria, el Rosario ejerce sobre el orante una acción pacificadora que lo dispone a recibir y experimentar en la profundidad de su ser, y a difundir a su alrededor, paz verdadera, que es un don especial del Resucitado (cf. Jn 14, 27; 20, 21).
Es además oración por la paz por la caridad que promueve. Si se recita bien, como verdadera oración meditativa, el Rosario, favoreciendo el encuentro con Cristo en sus misterios, muestra también el rostro de Cristo en los hermanos, especialmente en los que más sufren.
Contemplar a Jesús en cada Misterio
¿Cómo se podría considerar, en los misterios gozosos, el misterio del Niño nacido en Belén sin sentir el deseo de acoger, defender y promover la vida, haciéndose cargo del sufrimiento de los niños en todas las partes del mundo? ¿Cómo podrían seguirse los pasos del Cristo revelador, en los misterios de la luz, sin proponerse el testimonio de sus bienaventuranzas en la vida de cada día?
Y ¿Cómo contemplar a Cristo cargado con la cruz y crucificado, sin sentir la necesidad de hacerse sus «cireneos» en cada hermano aquejado por el dolor u oprimido por la desesperación? ¿Cómo se podría, en fin, contemplar la gloria de Cristo resucitado y a María coronada como Reina, sin sentir el deseo de hacer este mundo más hermoso, más justo, más cercano al proyecto de Dios?
Petición insistente y comunitaria
En definitiva, mientras nos hace contemplar a Cristo, el Rosario nos hace también constructores de la paz en el mundo. Por su carácter de petición insistente y comunitaria, en sintonía con la invitación de Cristo a «orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1), nos permite esperar que hoy se pueda vencer también una ‘batalla’ tan difícil como la de la paz.
De este modo, el Rosario, en vez de ser una huida de los problemas del mundo, nos impulsa a examinarlos de manera responsable y generosa, y nos concede la fuerza de afrontarlos con la certeza de la ayuda de Dios y con el firme propósito de testimoniar en cada circunstancia la caridad, «que es el vínculo de la perfección» (Col 3, 14). (Extracto de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, No.40. San Juan Pablo II)
Reflexión jueves 7 de octubre de 2021
Para la reflexión personal
Ante tantas dificultades como a veces experimentamos, ante tanta ayuda como necesitamos en el apostolado, para sacar adelante a la familia y para acercarla más a Dios, en las batallas de nuestra vida interior, no podemos olvidar que, «como en otros tiempos, ha de ser hoy el Rosario arma poderosa, para vencer en nuestra lucha interior, y para ayudar a todas las almas» San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, p, 9.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.
Oración
Santa María, íntegra en la fe, firme en la esperanza, sincera en la caridad, Dios te salve. Virgen alegre en el fiel servicio a Jesús, sostén de nuestra fe en los días de la desgana y del deseo de multiplicar nuestra fe. Madre dolorosa en la participación en la pasión de Cristo, obtén misericordia para la pequeñez de nuestra caridad y por nuestros pecados. Reina gloriosa en la participación en la vida nueva con Jesús, conserva firme nuestra esperanza de cielos nuevos y tierra nueva, por lo cual luchamos en este peregrinar. Virgen de Nazaret, Mujer del Calvario, Señora de Pentecostés, acoge la oración de tus siervos. Amén.
Hoy celebramos la Memoria de:
Nuestra Señora del Rosario
Según la tradición la Virgen María se le apareció a santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y se lo entregó para que lo promoviera. Con el tiempo se fue difundiendo el rezo del rosario para contemplar los misterios de Cristo bajo el amparo de María
Magisterio de la Iglesia
(Juan XXIII, Carta Apost. Il religioso convegno 29-IX-1961)
San Pío V atribuyó la victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 con la cual desaparecieron graves amenazas para la fe de los cristianos, a la intercesión de la Santísima Virgen, invocada en Roma y en todo el orbe cristiano por medio del Santo Rosario, y quedó instituida la fiesta que celebramos hoy. Con este motivo, fue añadida a las letanías la invocación Auxilium christianorum. Desde entonces, esta devoción a la Virgen ha sido constantemente recomendada por los Romanos Pontífices como «plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de la Iglesia santa, de las naciones y del mundo entero»
(Pablo VI, Exhort, Apost. Marialis cultus, 2-II-1974, 46)
En el Santo Rosario no se trata solo de repetir las Avemarías a Nuestra Señora, que, como procuramos hacerlo con amor quizá poniendo peticiones en cada misterio o en cada Avemaría, no nos resultan monótonas. En esta devoción vamos también a contemplar los misterios que se consideran en cada decena. Su meditación produce un gran bien en nuestra alma, pues nos va identificando con los sentimientos de Cristo y nos permite vivir en un clima de intensa piedad: gozamos con Cristo gozoso, nos dolemos con Cristo paciente, vivimos anticipadamente en la esperanza, en la gloria de Cristo glorificado
(san Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, n. 38.)
La Virgen es Madre de Dios y Madre nuestra, y es este el título supremo con que la honramos y el fundamento de todos los demás. Por ser Madre de Cristo, Madre del Creador y del Salvador, lo es de la Iglesia, de la divina gracia, es Madre purísima y castísima, intacta, incorrupta, inmaculada, digna de ser amada y de ser admirada. En las letanías se recogen diversos aspectos de la virginidad perpetua de María: es Virgen prudentísima, digna de veneración, digna de alabanza, poderosa, clemente, fiel…
Evangelio de ayer:
EL PADRE NUESTRO
Por si no lo has visto:
Una Hora de Alabanzas para el MEC por Juan Soriano
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