Reflexión viernes 26 de noviembre | 34a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar
NUESTRA ESPERANZA TIENE ROSTRO
Reflexión viernes 26 de noviembre
Reflexión viernes 26 de noviembre de 2021
34a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Lc 21, 28)
R/. Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Lucas 21, 29-33
Cuando vean que sucede esto, sepan que el Reino de Dios está cerca.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esa comparación: «Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo os quisiera preguntar: ¿cuántos de vosotros pensáis en esto? Habrá un día en que yo me encontraré cara a cara con el Señor. Y ésta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos un tiempo o un lugar, vamos al encuentro de una persona: Jesús. Por lo tanto, el problema no es «cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de saber «cómo» sucederán estas cosas, sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos.
Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios. La parábola de la higuera que germina, como símbolo del verano ya cercano, (cf. Mt. 13, 28-29), dice que la perspectiva del final no nos desvía de la vida presente, sino que nos hace mirar nuestros días con una óptica de esperanza. Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte.
Nuestra esperanza tiene rostro
Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene «con gran poder y gloria» (v. 26), que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.
El Señor Jesús no es sólo el punto de llegada de la peregrinación terrena, sino que es una presencia constante en nuestra vida: siempre está a nuestro lado, siempre nos acompaña; por esto cuando habla del futuro y nos impulsa hacia ese, es siempre para reconducirnos en el presente. Él se contrapone a los falsos profetas, contra los visionarios que prevén la cercanía del fin del mundo y contra el fatalismo. Él está al lado, camina con nosotros, nos quiere. Quiere sustraer a sus discípulos de cada época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención en el hoy de la historia.
Una pregunta
Yo tendría ganas de preguntaros —pero no respondáis, cada uno responda interiormente—: ¿cuántos de vosotros leéis el horóscopo del día? Cada uno que se responda.. Y cuando tengas de leer el horóscopo, mira a Jesús, que está contigo. Es mejor, te hará mejor. Esta presencia de Jesús nos llama a la espera y la vigilancia, que excluyen tanto la impaciencia como el adormecimiento, tanto las huidas hacia delante como el permanecer encarcelados en el momento actual y en lo mundano.
También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor. (S.S. Papa Francisco. Ángelus. Domingo 15 de noviembre de 2015)
Reflexión viernes 26 de noviembre de 2021
Para la reflexión personal
Desde siempre la Iglesia ha recomendado su lectura y meditación, principalmente del Nuevo Testamento, en el que siempre encontramos a Cristo que sale a nuestro encuentro. Unos pocos minutos diarios nos ayudan a conocer mejor a Jesús, a amarle más, pues solo se ama lo que se conoce bien.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.
Oración
Señor, afirmas que está cerca el reino de Dios. Para quien se siente esclavo, esa cercanía es motivo de tristeza. Pero tú me dices una y otra vez que no es el temor del esclavo, sino la libertad de los hijos de Dios la que ha de prevalecer en el ánimo de quienes queremos seguirte. Que tu reino esté cerca es una buena noticia para mí, que cada día lo pido contigo en el Padrenuestro: Venga a nosotros tu reino. Y, para que no tenga dudas, me aclaras que, aunque pasen cielos y tierra, tus palabras no pasarán. Necesitamos pedir tu ayuda. Aviva en nosotros el don de inteligencia del Espíritu Santo para comprender los signos de los tiempos, para comprender qué significan las cosas que pasan en nuestro tiempo. Amén.
Evangelio de ayer:
DOS VERBOS DEL ANTI-MIEDO
Por si no lo has visto
Tema #1: Introducción Al Libro De Apocalipsis