Domingo de La Sagrada Familia | Fiesta | Reflexión 27 de diciembre – Ciclo B

LA FAMILIA: FUTURO DE LA HUMANIDAD
Domingo de La Sagrada Familia

Domingo 27 de diciembre de 2020
Domingo de La Sagrada Familia

Octava de Navidad / Ciclo B

Reflexión

En este domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret (…) Dios quiso entrar en la historia humana a través de la familia. La fiesta de hoy me brinda la ocasión propicia para renovar, al inicio del Año santo 2000, un llamamiento en favor de los derechos de la familia, de la vida y de la infancia, reconocidos también por la Declaración universal de derechos del hombre. En efecto, para promover los derechos humanos es necesario defender los de la familia, puesto que a partir de ella se puede dar una respuesta plena a los desafíos del presente y del futuro.

La familia es una comunidad de amor y de vida, que se realiza cuando un hombre y una mujer se entregan de forma recíproca y total en el matrimonio, dispuestos a acoger el don de los hijos. El hombre goza desde la concepción del derecho fundamental a la vida y eso pertenece a la esencia de la ley natural y a las tradiciones de las grandes religiones, así como al espíritu del artículo 3 de la Declaración universal de derechos del hombre.

La unión entre madre y concebido y la función insustituible del padre exigen que el hijo sea acogido en una familia que le garantice, en la medida de lo posible, la presencia de ambos progenitores. La contribución específica que ofrecen a la familia, y a través de ella a la sociedad, es digno de la mayor consideración.

Hoy la familia necesita una especial tutela por parte de los poderes públicos, que con frecuencia se hallan sometidos a la presión de grupos interesados en que se considere derecho lo que en realidad es fruto de una mentalidad individualista y subjetivista.

«¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!» (Familiaris consortio, 86); y la gran familia de las naciones se construye a partir de su célula más pequeña, pero fundamental. Que Dios ilumine a los legisladores, a los gobernantes y a todas las personas de buena voluntad para que promuevan la defensa efectiva de los derechos de la familia, de la vida y de los niños.

Que nos ayude en esto la Sagrada Familia de Nazaret, que acogió y ayudó a crecer al Redentor del mundo. (San Juan Pablo II, Papa. Ángelus. Domingo 26 de diciembre del 1999).


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 15a. 16a
R/. Aleluya, aleluya.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza. R/.

EVANGELIO

Lucas 2, 22-40
El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor.

Fray Nelson Medina, O.P.
DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA, CICLO B
La familia bajo ataque
Imploremos a Jesús, José y María que defiendan a nuestras familias, que protejan el tesoro más grande que tiene todo país.
Para la reflexión personal

Palabras del Papa Pablo VI recordadas por Juan Pablo II:
«¿Enseñáis a vuestros niños las oraciones del cristiano? ¿Preparáis, de acuerdo con los sacerdotes, a vuestros hijos para los sacramentos de la primera edad: confesión, comunión, confirmación? ¿Los acostumbráis, si están enfermos, a pensar en Cristo que sufre? ¿A invocar la ayuda de la Virgen y de los santos? ¿Rezáis el Rosario en familia?

(…) ¿Sabéis rezar con vuestros hijos, con toda la comunidad doméstica, al menos alguna vez? Vuestro ejemplo en la rectitud del pensamiento y de la acción, apoyado por alguna oración común, vale una lección de vida, vale un acto de culto de mérito singular; lleváis de este modo la paz al interior de los muros domésticos: Pax huic domui. Recordad: así edificáis la Iglesia» (San Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 60)

Oración

Niño Dios, que has querido nacer en una familia humana como la nuestra con sus variados problemas y sus dificultades, con sus alegrías y sus esperanzas, te pedimos que enseñes a las familias las virtudes que brillaron en la casa de Nazaret: especialmente el trabajo doméstico, el amor recíproco, el espíritu de oración y de recogimiento.

Haz que, superando concepciones estrechas y egoístas de la vida, nuestras familias permanezcan unidas para poder vivir y testimoniar el espíritu del evangelio, y den ejemplo de bondad, de solidaridad y de justicia. Haz que sean una escuela de ayuda mutua, de perdón y de reconciliación para que aquellos que no tienen esperanza crean que en Ti existe un futuro lleno de vida y de alegría. Amén.

Fiesta de La Sagrada Familia. Lecturas Domingo 27 de diciembre

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