Evangelio del día | 3 de abril

Viernes 3 de abril de 2020
5ta Semana de Cuaresma / Ciclo A
Reflexión por Mons Fray Oswaldo Escobar, ocd.
Obispo de Chalatenango

EVANGELIO DEL DÍA
He realizado muchas obras buenas de parte del Padre.
Del santo evangelio según san Juan 10, 31-42

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.

Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».

Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».

Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.

Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor. Gloria y honor a ti Señor.

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO POR FRAY OSWALDO ESCOBAR, OCD
OBISPO DE CHALATENANGO
MEDITACIÓN TERESIANA POR FRAY OSWALDO ESCOBAR, OCD
OBISPO DE CHALATENANGO

Para la reflexión personal

• Los judíos condenan a Jesús en nombre de Dios, en nombre de la imagen que tienen de Dios. ¿Condeno a alguien en nombre de Dios y después descubro que estoy equivocado?
• Jesús se dice a si mismo “Hijo de Dios”. Cuando yo profeso en el Credo que Jesús es el Hijo de Dios, ¿qué contenido le doy en mi profesión de fe? 

Oración final

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. (Sal 17)

Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu amor y tu bondad nos libren del poder del pecado, al que nos ha sometido nuestra debilidad. Por nuestro Señor. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *