Evangelio XIII domingo | Tiempo Ordinario – Ciclo A
LA FE CRISTIANA VA EN SERIO
Evangelio décimo tercer domingo
Domingo 28 de junio de 2020
Evangelio décimo tercer domingo.
Tiempo Ordinario / Ciclo A
Las palabras de Jesús en el Evangelio nos dan la razón profunda por la que la hospitalidad se convierte para el cristiano en algo más que una norma o una tradición. En nuestro mundo, sin embargo, la hospitalidad se va perdiendo. A los otros, a los desconocidos, que son la inmensa mayoría, los vemos, casi por principio, como una amenaza para nuestra tranquilidad, para nuestra paz. Valoramos mucho, quizá demasiado, nuestra seguridad, nuestra paz, nuestras cosas. No nos damos cuenta de que en el fondo así no hacemos más que poner de manifiesto nuestra propia inseguridad y lo que hacemos, en el fondo, es provocar más violencia. Jesús nos invita a no vivir tan centrados en nosotros mismos. nos pide que dejemos de mirarnos a la punta de nuestra nariz, a nuestros problemas y abramos la mano al vecino, aunque piense diferente, sea de otra raza, lengua o religión. Nos encontraremos con una persona, con parecidos problemas a los nuestros, y descubriremos que juntos podemos ser más felices que separados por barreras y armas. Desde nuestra fe, sabemos que ése que tenemos enfrente, por amenazador que parezca, es nuestro hermano. Es Cristo mismo. (CMF)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
1 Pedro 2, 9
R/. Aleluya, aleluya.
Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. R/.
EVANGELIO
El que no toma su cruz, no es digno de mí.
Quien los recibe a ustedes me recibe a mí.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 37-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Estoy abierto al diálogo y al encuentro con los demás?
- ¿Me siento amenazado por los que son diferentes de mí o piensan de otra manera?
- ¿Qué me dice Jesús en el Evangelio?
- ¿Qué actitudes tengo que cambiar para actuar como cristiano?
Oración
Oh Dios, amable y cariñoso: Tu Hijo Jesús nos acoge en tu casa, nos proclama su mensaje de esperanza y nos nutre con su propio cuerpo. Que él disponga nuestro espíritu para que sepamos acoger en su nombre a los que él nos envía, conocidos o no, y que reclaman justicia y amor, integridad o un mero vaso de agua. Confórmanos como una Iglesia abierta y acogedora, para que un día tú nos acojas con gozo en tu hogar eterno. Amén