Jueves después de ceniza | Reflexión Evangelio 17 de febrero – Cuaresma

¡DETENTE! ¡PÁRATE Y ELIGE!
Jueves después de ceniza

Jueves después de ceniza
Reflexión Evangelio 18 de febrero
Jueves 18 de febrero de 2021
Tiempo de Cuaresma


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mt 4, 17)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Arrepiéntanse, dice el Señor; porque ya está cerca el Reino de los cielos. R/.

EVANGELIO

Lucas 9, 22-25
El que pierda su vida por mi causa la salvará

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día».

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; «Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Acabamos de escuchar lo que Dios dice a Moisés: «Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás» (Dt 30,15ss). La decisión de Moisés es la que el cristiano debe hacer cada día. Y es una decisión difícil. Porque es más fácil dejarse llevar por la inercia de la vida, de las situaciones, de las costumbres.

Es más fácil, en definitiva, convertirse en siervos de otros dioses. Así que debemos elegir entre Dios y los demás dioses, esos que no tienen el poder de darnos nada, solo tonterías que pasan. Y no es fácil elegir, ya que siempre tenemos la costumbre de ir adonde va la gente, como hacen todos. Como todos. ¡Todos y ninguno! Pues hoy la Iglesia nos dice: ¡Detente! ¡Párate y elige! Es un buen consejo. Nos vendría bien detenernos y, durante la jornada, pensar un poco: ¿Cómo es mi estilo de vida? ¿Por qué caminos voy?

Como dice el Evangelio, Jesús pregunta a sus discípulos: «¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?» (Lc 9,25). Un camino equivocado es el de buscar siempre el propio éxito, el beneficio propio, sin pensar en el Señor, sin pensar en la familia. Esas dos preguntas: ¿Cómo es mi trato con Dios, y cómo es mi trato con la familia? Uno puede ganarlo todo, pero al final acaba siendo un fracasado. Ha fracasado. Esa vida es un fracaso. Pues no lo parece, porque hasta le han hecho un monumento y le han pintado un cuadro… ¡Pero has fracasado!: no has sabido elegir bien entre la vida y la muerte.

Preguntémonos cuál es la velocidad de mi vida, si reflejo en las cosas que hago. Y pidamos a Dios la gracia de tener ese pequeño valor necesario para elegirlo a Él cada vez. Nos ayudará el consejo tan bonito del Salmo 1: «Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor». Cuando el Señor no de ese consejo —¡Quieto! ¡Escoge hoy, elige!— no nos deja solos. Está con nosotros y quiere ayudarnos. (SS Papa Francisco. Misa en Santa Marta. Jueves 19 de febrero del 2015.)


Fray Nelson Medina, O.P.
Jueves después de ceniza
Anhelar el Bien mayor.
A través de los bienes parciales que Dios nos da nos va invitando hacia el Bien absoluto que es Él mismo.
Para la reflexión personal

La mortificación solo produce tristeza cuando sobra egoísmo y falta generosidad y amor de Dios. El sacrificio lleva siempre consigo la alegría en medio del dolor, el gozo de cumplir la voluntad de Dios, de amarle con esfuerzo. (R. M. de Balbín, Sacrificio y alegría,)

Oración

Señor Dios nuestro, tú nos amas y nos invitas a participar de tu propia vida y alegría, a seguirte, aún, con mis pasos vacilantes siguiendo tus huellas. Ayúdame con tu Espíritu a tomar esta decisión profundamente personal, a elegirte a ti y a la vida y a permanecer siempre fieles. Quiero entregarte mi vida, negando lo que me satisface inmediatamente, porque solo sacia mis deseos orgullosos y egoístas. Acepto seguirte y caminar contigo hasta la meta, sin retroceder. Amén.

Hablar con Dios

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