Jueves Sexta Semana de Pascua | Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C
ATRAPADOS ENTRES DOS GOZOS
Jueves Sexta Semana de Pascua
Jueves Sexta Semana de Pascua
Nuestra Señora de Fátima – Memoria
Reflexión al Evangelio 13 de mayo de 2021
Ciclo A, B y C
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 14,19)
R/. Aleluya, aleluya.
No los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón. R/.
EVANGELIO
Juan 16, 16-20
Su tristeza se transformará en alegría.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver». Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: «¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?». Y se decían: «¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir».
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: «Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
¿Qué significan estas enigmáticas afirmaciones de Jesús? Se refiere a los dos tiempos a los que Jesús está a punto de dar cumplimiento. El primero se refiere a su vida terrena, que está a punto de acabar; el segundo se refiere a su vida gloriosa, inaugurada con la resurrección. Su retorno posterior no se limita a las apariciones pascuales, sino que se prolonga en el corazón de los creyentes mediante su presencia en ellos.
La comunidad cristiana tendrá que hacer frente a todo un cúmulo de pruebas. Especialmente cuando le sea arrebatado el Esposo. Con su muerte, experimentará el llanto, la aflicción y el desconcierto, mientras que el mundo se sentirá alegre pensando que ha extirpado el mal. Estos momentos serán, para la comunidad, momentos de duda, de oscuridad y de silencio de Dios. Pero la historia se tomará su revancha y, cuando esto llegue, la comunidad de los discípulos experimentará el gozo. Jesús no habla de sus sufrimientos -y tenía motivos para ello-, sino que piensa en los suyos más que en él, como el buen pastor en su rebaño.
El tiempo de la Iglesia es el tiempo en el que el discípulo se encuentra cogido entre dos gozos: el del mundo y el de Cristo. El gozo del mundo está ligado a la consecución de valores efímeros, como un saber puesto al servicio de intereses materiales; a una carrera social, científica; de la fama; de la rentabilidad económica de nuestras opciones. Sin tener en cuenta la exasperación de la sensualidad y de las sensaciones fuertes e impulsadas al extremo. Con estas cosas suele gozar el mundo.
El Verdadero Gozo
El gozo que viene de Jesús deriva de ser sus discípulos, de saber que él está cerca en todo momento, que gastar la vida por él y por los hermanos es una inversión ventajosa y un honor grande; que lo único necesario es no perderle a él, sentir su proximidad, estar seguros de caminar hacia su posesión.
Nuestro corazón se encuentra cogido entre estos dos gozos: el primero es más inmediato, aunque fugaz: el segundo es más paciente, pero, sin embargo, no decepciona. A veces ambos gozos se enlazan; otras, se oponen. El corazón del discípulo debe estar orientado siempre hacia el «todavía no», hacia el decisivo «dentro de otro poco volveréis a verme», cuando el gozo, frecuentemente querido y creído, se volverá felicidad plena y sin sombras. (Lectio Divina. Zevini-Cabra)
Reflexión Evangelio Jueves Sexta Semana de Pascua.
Para la reflexión personal
Hoy podemos preguntarnos cómo va nuestra correspondencia a las frecuentes inspiraciones del Espíritu Santo para que purifiquemos el alma, especialmente en la Confesión sacramental, cómo reparamos por los pecados personales pasados y por los de todos los hombres, cómo rezamos el Santo Rosario –especialmente en este mes de mayo– Hablar con Dios
Oración
Te doy gracias, Señor, por tus visitas, que me llenan de alegría. Te doy gracias también por tus ausencias, que me hacen desear tu alegría. Bendito seas, ahora y siempre, porque sabes cómo gobernar mi corazón y atraerlo a ti. Permíteme pedirte hoy que no me dejes demasiado solo a merced de los gozos de este mundo, para que no quede conquistado por ellos. Ayúdame a buscar mi consuelo y mi gozo en ti. Y no dejes de hacerte sentir por este pobre corazón mío, tan frágil y titubeante. Amén.