Jueves Tercera Semana de Pascua | Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C

UN DON TOTAL
Jueves Tercera Semana de Pascua

Jueves Tercera Semana de Pascua
Reflexión al Evangelio 22 de abril de 2021
Ciclo A, B y C


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 6, 51)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. R/.

EVANGELIO

Juan 6, 44-51
Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Por su íntima relación con el sacrificio del Gólgota, la Eucaristía es sacrificio en sentido propio y no sólo en sentido genérico, como si se tratara del mero ofrecimiento de Cristo a los fieles como alimento espiritual. En efecto, el don de su amor y de su obediencia hasta el extremo de dar la vida (cf. Jn 10, 17-18), es en primer lugar un don a su Padre.

Ciertamente es un don en favor nuestro, más aún, de toda la humanidad (cf. Mt 26, 28; Mc 14, 24; Lc 22, 20; Jn 10, 15), pero don ante todo al Padre: «sacrificio que el Padre aceptó, correspondiendo a esta donación total de su Hijo que se hizo «obediente hasta la muerte» (Fl2, 8) con su entrega paternal, es decir, con el don de la vida nueva e inmortal en la resurrección».

Al entregar su sacrificio a la Iglesia, Cristo ha querido además hacer suyo el sacrificio espiritual de la Iglesia, llamada a ofrecerse también a sí misma unida al sacrificio de Cristo. Por lo que concierne a todos los fieles, el Concilio Vaticano II enseña que «al participar en el sacrificio eucarístico, fuente y cima de la vida cristiana, ofrecen a Dios la Víctima divina y a sí mismos con ella».

Proclamamos tu resurrección

La Pascua de Cristo incluye, con la pasión y muerte, también su resurrección. Es lo que recuerda la aclamación del pueblo después de la consagración: « Proclamamos tu resurrección ». Efectivamente, el sacrificio eucarístico no sólo hace presente el misterio de la pasión y muerte del Salvador, sino también el misterio de la resurrección, que corona su sacrificio.

En cuanto viviente y resucitado, Cristo se hace en la Eucaristía « pan de vida » (Jn6, 35.48), « pan vivo » (Jn 6, 51). San Ambrosio lo recordaba a los neófitos, como una aplicación del acontecimiento de la resurrección a su vida: « Si hoy Cristo está en ti, Él resucita para ti cada día ». San Cirilo de Alejandría, a su vez, subrayaba que la participación en los santos Misterios « es una verdadera confesión y memoria de que el Señor ha muerto y ha vuelto a la vida por nosotros y para beneficio nuestro ». Juan Pablo II. Ecclesia de Eucharistia, nn. 13-14

Reflexión Evangelio Jueves Tercera Semana de Pascua

Fray Nelson Mediana, O.P.
Jueves Tercera Semana de Pascua
Jesús nos habla del misterio Eucarístico
La Eucaristía no es simplemente un símbolo de comunión y recordatorio de la entrega del Señor como lo creen los protestantes; la Eucaristía es la presencia real de Jesús, es su cuerpo y sangre que comemos para tener vida eterna.
Para la reflexión personal

«Jesucristo, durante su vida mortal, no pasó jamás por lugar alguno sin derramar sus bendiciones en abundancia, de lo cual deduciremos cuán grandes y preciosos deben ser los dones de que participan quienes tienen la dicha de recibirle en la Sagrada Comunión; o mejor dicho, que toda nuestra felicidad en este mundo consiste en recibir a Jesucristo en la Sagrada Comunión» Santo Cura de ArsSermón sobre la Comunión.

Oración

Dios Todopoderoso, Tú nos has dado el pan de vida para que, comiéndolo, no muramos y tengamos vida. Te damos gracias por ello, Padre, pero fortalece y haz más profunda nuestra fe, para que reconozcamos que tu Hijo está con nosotros, y que con él el mundo puede vivir una vida digna de vivirse, una vida de esperanza y de justicia, de dignidad y de amor, una vida que perdure. Haz que tu palabra y tu persona estén tan vivas en nosotros que sintamos la necesidad y urgencia de compartirlas con todos los que viven junto a nosotros y que cada eucaristía revitalice nuestras comunidades con un espíritu de servicio y de justicia. Amén.

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