Martes Segunda Semana de Pascua | Reflexión al Evangelio – Ciclo A, B y C

LA VOLUNTAD DEL ESPÍRITU
Martes Segunda Semana de Pascua

Martes Segunda Semana de Pascua
Reflexión al Evangelio 13 de abril de 2021
Ciclo A, B y C


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 3, 15)
R/. Aleluya, aleluya.

El Hijo del hombre debe ser levantado en la cruz, para que los que creen en él tengan vida eterna. R/.

EVANGELIO

Juan 3, 7-15
Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te extrañes de que te haya dicho: Tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu». Nicodemo le preguntó entonces: «¿Cómo puede ser esto?».

Jesús le respondió: «Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿Cómo creerán si les hablo de las celestiales?

Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

A Nicodemo que, buscando la verdad, va de noche con sus preguntas, Jesús le dice: «El Espíritu sopla donde quiere» (Jn 3, 8). Pero la voluntad del Espíritu no es arbitraria. Es la voluntad de la verdad y del bien. Por eso no sopla por cualquier parte, girando una vez por acá y otra vez por allá; su soplo no nos dispersa, sino que nos reúne, porque la verdad une y el amor une.

El Espíritu Santo es el Espíritu de Jesucristo, el Espíritu que une al Padre y al Hijo en el Amor que en el único Dios da y acoge. Él nos une de tal manera, que san Pablo pudo decir en cierta ocasión: «Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Ga 3, 28). El Espíritu Santo, con su soplo, nos impulsa hacia Cristo. 

El Espíritu Santo actúa corporalmente, no sólo obra subjetivamente, «espiritualmente». A los discípulos que lo consideraban sólo un «espíritu», Cristo resucitado les dijo: «Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu —un fantasma— no tiene carne y huesos como veis que yo tengo» (Lc 24, 39). Esto vale para Cristo resucitado en cualquier época de la historia.

Cristo resucitado no es un fantasma; no es sólo un espíritu, no es sólo un pensamiento, no es sólo una idea. Sigue siendo el Encarnado. Resucitó el que asumió nuestra carne, y sigue siempre edificando su Cuerpo, haciendo de nosotros su Cuerpo. El Espíritu sopla donde quiere, y su voluntad es la unidad hecha cuerpo, la unidad que encuentra el mundo y lo transforma. (Papa Emérito Benedicto XVI, Homilía, 3 de junio de 2006)

Reflexión Evangelio Martes Segunda Semana de Pascua

Fray Nelson Medina, O.P.
Martes Segunda Semana de Pascua
Intención clara del libro de los Hechos de los Apóstoles.
La intención de los Hechos de los Apóstoles es ganar las mentes y los corazones para Cristo con la unción del Espíritu Santo en la predicación y el testimonio, lo demás se da por añadidura.
Para la reflexión personal

¿Somos de las personas que prefieren vivir en la oscuridad o en la penumbra, precisamente por no aceptar las consecuencias de aceptar la luz? ¿No es verdad que también los hombres de hoy, incluidos «los sabios», a veces prefieren -o preferimos- no saber, no captar la profundidad de Cristo, porque eso nos obligaría a cambiar, a «renacer»? 

Oración

Señor, que complicado fue para Nicodemo, tratar de entender como se nace de nuevo con la acción de tu Espíritu. De igual manera, para nosotros, cristianos, “nacer de nuevo”, nacer a la novedad de Dios que se nos presenta cada día en una oferta de amor, en una interpelación desde la realidad, especialmente desde los gritos acallados de quienes experimentan la pobreza de pan y de verdad, la injusticia, el odio, la discriminación. Concédenos vivir según tu Espíritu, sabiendo que sin entender tu humillación en la Cruz, no podemos entender el camino al que nos llamas. Amén.


Lectura Espiritual:
Hablar con Dios
Recuerda seguir nuestro curso de Apologética I
Pedro En La Iglesia: Tema #6

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *