Reflexión al Evangelio | 12 de septiembre | 23º Semana – Tiempo Ordinario – Año Par
¿QUÉ FRUTO ESPERA DIOS DE NOSOTROS?
Reflexión Evangelio 12 de septiembre
Reflexión al Evangelio
Sábado 12 de septiembre de 2020
SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA
Vigésima tercera semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
Si una cosa hay que siempre nos asegurará el Cielo, son los actos de caridad y de generosidad con los que habremos llenado nuestra existencia. ¿Acaso sabremos jamás cuál es el bien que nos puede acarrear una simple sonrisa? Proclamamos como Dios acoge, comprende, perdona. Pero, ¿acaso somos nosotros la prueba viviente de ello? ¿Ven en nuestras vidas que esta acogida, esta comprensión, este perdón, son verdaderos? Seamos sinceros en nuestras mutuas relaciones; tengamos el valor de acogernos unos a otros tal como somos. No estemos sorprendidos o preocupados por nuestros fracasos ni por los de los demás; sino que procuremos antes ver el bien que hay en cada uno de nosotros; busquémosle, porque cada uno de nosotros ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.
No olvidemos que todavía no somos santos, sino que nos esforzamos para llegar a serlo. Seamos, pues, extremadamente pacientes en lo que se refiere a nuestras faltas y caídas. No te sirvas de tu lengua si no es para hablar bien de los otros, «porque de la abundancia del corazón, habla la boca ». Es preciso que, aquellos cuya misión es dar tengamos alguna cosa en el corazón antes de poder dar; debemos primero, crecer en el conocimiento de Dios. (Santa Teresa de Calcuta, religiosa y fundadora)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.
EVANGELIO
¿Por qué me dicen’ Señor, Señor, y no hacen lo que yo les digo?
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida. Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Cuál es la calidad de mi corazón?
- ¿Qué abunda en nuestro corazón?
- Mi casa, ¿está construida sobre una roca?
Oración
Concédenos con bondad que la palabra de tu Hijo penetre en nuestros corazones tan profunda y firmemente que toda nuestra vida quede marcada por ella. Que ni las pruebas ni las dudas, ni el capricho ni el miedo sean bastante fuertes como para sacudir esa fe, ya que confiamos en ti y nos fiamos de ti. Amén.