Reflexión al Evangelio | 18 de septiembre | 24º Semana – Tiempo Ordinario – Año Par

LA DIGNIDAD Y LA VOCACIÓN DE LA MUJER
Reflexión Evangelio 18 de septiembre

Reflexión al Evangelio viernes 18 de septiembre de 2020
Vigésima cuarta semana / Tiempo Ordinario
Año Par

Introducción

Si conocieras el don de Dios» (Jn 4, 10), dice Jesús a la samaritana en el transcurso de uno de aquellos admirables coloquios que muestran la gran estima que Cristo tiene por la dignidad de la mujer y por la vocación que le permite tomar parte en su misión mesiánica. […] La Iglesia desea dar gracias a la Santísima Trinidad por el «misterio de la mujer» y por cada mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las «maravillas de Dios», que en la historia de la humanidad se han cumplido en ella y por medio de ella. En definitiva, ¿no se ha obrado en ella y por medio de ella lo más grande que existe en la historia del hombre sobre la tierra, es decir, el acontecimiento de que Dios mismo se ha hecho hombre?

La Iglesia, por consiguiente, da gracias por todas las mujeres y por cada una: por las madres, las hermanas, las esposas; por las mujeres consagradas a Dios en la virginidad; por las mujeres dedicadas a tantos y tantos seres humanos que esperan el amor gratuito de otra persona; por las mujeres que velan por el ser humano en la familia, la cual es el signo fundamental de la comunidad humana; por las mujeres que trabajan profesionalmente, mujeres cargadas a veces con una gran responsabilidad social […].

La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del «genio» femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios […]. La Iglesia pide, al mismo tiempo, que estas inestimables «manifestaciones del Espíritu» (cf. 1 Cor 12, 4 ss.), […], sean reconocidas debidamente, valorizadas, para que redunden en común beneficio de la Iglesia y de la humanidad. (San Juan Pablo II, papa, Mulieris Dignitatem, #31)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr: Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.

Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.

EVANGELIO

San Lucas 8, 1-3
Los acompañaban algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes. 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Cristo resucitado, esperanza de vida eterna
Cristo no solo nos dejó una herencia, sino que realmente resucitó, está vivo y porque Él vive tenemos esperanza de la vida eterna para nosotros.
Para la reflexión personal

Oración

Padre amado, que los padres y madres en nuestras familia pongan a la disposición de sus hogares sus dones de mente y corazón y nutran a sus hijos con el alimento de la fe y el calor del amor y la compasión. Y que ayuden eficazmente a sus hijos a vivir  como buenos cristianos, muy cercanos a Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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