Reflexión al Evangelio | 19 de agosto | 20º Semana – Tiempo Ordinario – Año Par
ENCONTRAR A JESÚS ES ENCONTRAR TODO
Reflexión Evangelio 19 de agosto
Reflexión al Evangelio miércoles 19 de agosto de 2020
Vigésima semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
Al revelarnos el rostro de un Dios que es Padre misericordioso, nos invita a salir de nuestro mezquino egoísmo para entrar en una dimensión donde el cálculo cede su puesto a la gratuidad. Así es, en efecto, «nuestro Padre, que está en los cielos»: un misterio de amor que siempre nos sorprende y nos invita a superarnos. Aun conociendo bien el Evangelio, nos sucede con excesiva frecuencia en la practica que estamos apegados a un concepto de presunta «justicia» que, en realidad, no es otra cosa mas que injusticia camuflada e indiferencia con los marginados.
Haber sido llamados por Dios no es, por otra parte, asumir un «trabajo duro», sino una invitación a prestar un servicio que lleva ya en sí mismo -como el amor- su recompensa. ¿Y cuál es, a fin de cuentas, esta recompensa, sino entrar precisamente en una comunión plena con el mismo Dios, que se entrega por completo a todos? Así las cosas, son imposibles las diferencias, es imposible tanto el más como el menos… Eso es lo que comprendieron los santos, que aprendieron la gran lección ofrecida por Jesús, que vino a morir de amor para que nadie quede excluido de la medida colmada y rebosante de un amor gratuito que nos hace descubrir a cada uno que somos amados eternamente con un amor de ternura y predilección. (G. Zevini, Lectio Divina)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Hb 4, 12
R/. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R/.
EVANGELIO
¿Vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?
Del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’. Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. El les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.
Al atardecer pagará su jornal a sus trabajadores
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.
Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’. De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión Evangelio miércoles 19 de agosto
Para la reflexión personal
- Cuando tú esperas dos horas en una fila y llega alguien que, sin más, se coloca delante de ti, ¿lo aceptas? ¿Es posible comparar las dos situaciones?
- ¿sabremos llevar, con paciencia, con cordialidad, a nuestros parientes, vecinos, amigos… hasta el Señor?
- ¿Estoy disponible a cualquier hora y circunstancia para el apostolado?
Oración
Amado Señor, Tú odias el mal, y, sin embargo, das una oportunidad al que cae. Tú nos conoces como somos y aun así todavía nos amas. Enséñanos tus sorprendentes maneras, para que tus pensamientos lleguen a ser nuestros
y para que compartamos generosamente con los que nos rodean todos los buenos dones y la vida que nos has dado por la generosidad de tu corazón. Amén.