Reflexión al Evangelio | 2 de septiembre | 22º Semana – Tiempo Ordinario – Año Par
LA URGENCIA DE LA PREDICACIÓN
Reflexión Evangelio 2 de septiembre
Reflexión al Evangelio miércoles 2 de septiembre de 2020
Vigésima segunda semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
Esa misión que es un deber eclesial: “Ay de mí si no evangelizare” (1Cor 89, 16), sigue teniendo en nuestros días una importancia trascendental, para poder conducir a los fieles —niños, jóvenes y adultos—, a través de las diversas formas de catequesis y educación cristiana, al centro de la revelación: Cristo. Tal misión no es privativa de los ministros sagrados o del mundo religioso, sino que debe abarcar los ámbitos de los seglares, de la familia, de la escuela. Todo cristiano ha de participar en la tarea de formación cristiana. Ha de sentir la urgencia de evangelizar “que no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone” (1Cor 9, 16).
Hoy sobre todo es necesaria y urgente dicha tarea, que ayude a cada cristiano a mantener y desarrollar su fe en la coyuntura de rápidas transformaciones sociales y culturales que la sociedad española está experimentando. (San Juan Pablo II, Granada, 5 de noviembre de 1982)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
R/. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.
EVANGELIO
También a los otros pueblos tengo que anunciarles
el Reino de Dios, pues para eso he sido enviado.
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció.
Ella se levantó enseguida y se puso a servirles. Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: «También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado». Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Hago tiempo para poder rezar y estar a solas con el Padre, como Jesús lo hacía
- Como cristiano o cristiana que soy, ¿tengo conciencia de mi misión o vivo sin misión?
Oración
Padre nuestro, danos el Espíritu de compasión y de fortaleza, de tu Hijo amado para que nosotros también nos comprometamos a llevar esperanza y justicia a los desposeídos y a los que viven en soledad. Y elimina nuestra soberbia, Señor, porque quizás nosotros somos más débiles y pobres que aquellos a los que supuestamente animamos. Cuéntanos entre los que necesitan de Jesucristo, Amén.