Reflexión al Evangelio 21 de agosto | San Pío X, Papa – Memoria

EL GRAN MANDAMIENTO
Memoria Papa San Pío X

Reflexión al Evangelio
Memoria de San Pío X, Papa
Viernes 21 de agosto de 2020
Vigésima semana / Tiempo Ordinario
Año Par

Introducción

Hay una interacción necesaria entre amor a Dios y amor al prójimo… Si en mi vida me falta completamente el contacto con Dios, jamás puedo ver en el otro más que el otro y no consigo reconocer en él la imagen divina. Si por el contrario, en mi vida descuido completamente la atención al otro, deseando solamente ser «piadoso» y cumplir con mis «deberes religiosos», entonces mi relación con Dios se seca. Cuando es así, esta relación es solamente «correcta» pero sin amor. Tan sólo mi disponibilidad de ir al encuentro del prójimo, a testimoniarle mi amor, me hace también sensible ante Dios. Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a ese Dios hecho para mí y según su propia manera de amarme.

Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, es un único mandamiento. Sin embargo, los dos viven del amor solícito de Dios que nos ha amado el primero. Así, no se trata ya de un «mandamiento» que nos prescribe algo imposible desde el exterior sino, por el contrario, de una experiencia de amor, dada desde el interior, un amor que, por su naturaleza, debe ser compartido con los otros. El amor crece con el amor. El amor es «divino» porque viene de Dios y nos une a Dios y, a través de este proceso de unificación, nos transforma en un Nosotros, que sobrepasa nuestras divisiones y nos hace llegar a ser uno hasta que, al final, Dios sea «todo en todos» (Papa Emérito Benedicto XVI, Carta Encíclica «Deus caritas est» n. 18.)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 24, 4. 5
R/. Aleluya, aleluya.

Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R/.

EVANGELIO

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.
Del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?».
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Purificar la palabra amor
Cada vez que tomamos enserio el amor a Dios, cada vez que elevamos nuestro corazón a su majestad, se purifica el amor a Él para luego entender el amor al prójimo.
Para la reflexión personal
  • Tú has sido creado para amar. ¿Eres consciente de que tu realización consiste en amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente?
  • Este amor ha de verificarse en la caridad hacia los hermanos y en sus situaciones existenciales. ¿Vives esto en la práctica diaria? 
Oración

Padre amoroso, Tú te has vinculado a nosotros con lazos de amor y, en tus misteriosos designios, quisiste que este amor apareciera entre nosotros en forma y figura humana en Cristo Jesús, tu Hijo. Por nuestra parte, queremos que nuestro amor, aunque limitado y vacilante, refleje un poco la grandeza
del amor con que tú nos amas. Amén.

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