Reflexión al Evangelio | 26 de septiembre | 25º Semana – Tiempo Ordinario – Año Par
NUNCA CAEREMOS FUERA DE LAS MANOS DE DIOS
Reflexión Evangelio 26 de septiembre
Reflexión al Evangelio sábado 26 de septiembre de 2020
Vigésima quinta semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
Queridos hermanos y hermanas, las palabras de Jesús en la cruz en los últimos instantes de su vida terrena ofrecen indicaciones comprometedoras a nuestra oración, pero la abren también a una serena confianza y a una firme esperanza. Jesús, que pide al Padre que perdone a los que lo están crucificando, nos invita al difícil gesto de rezar incluso por aquellos que nos han hecho mal, nos han perjudicado, sabiendo perdonar siempre, a fin de que la luz de Dios ilumine su corazón; y nos invita a vivir, en nuestra oración, la misma actitud de misericordia y de amor que Dios tiene para con nosotros: «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», decimos cada día en el «Padrenuestro».
Al mismo tiempo, Jesús, que en el momento extremo de la muerte se abandona totalmente en las manos de Dios Padre, nos comunica la certeza de que, por más duras que sean las pruebas, difíciles los problemas y pesado el sufrimiento, nunca caeremos fuera de las manos de Dios, esas manos que nos han creado, nos sostienen y nos acompañan en el camino de la vida, porque las guía un amor infinito y fiel. (Benedicto XVI, papa emérito. Audiencia General. Miércoles 15 de febrero de 2012)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tim 1,10
R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R/.
EVANGELIO
San Lucas 9, 43-45
El Hijo del hombre va a ser entregado. – Tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.
Del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: «Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Y nosotros? ¿Tenemos miedo a preguntarle y preguntarnos cuando lo entregamos?
- ¿Cómo combino en mi vida el sufrimiento y la fe en Dios? ¿Son las manos de Dios sosteniendo mi camino?
Oración
Señor, danos la valentía, de mirarte cara a cara, ponernos en tus manos, pedirte que nos ilumine, que nos haga ver nuestra discapacidad, y pedirte valor para cambiar lo que haya que cambiar. Para que mis miedos que no me impidan avanzar, no me paralicen al punto de llegar a traicionar esas convicciones fuertes y profundas en mi vida. Amén.