Reflexión al Evangelio 34º Domingo | Solemnidad de Cristo Rey | Tiempo Ordinario – Ciclo A
LA SOBERANÍA DE CRISTO REY
Reflexión al Evangelio 34º domingo
Domingo 22 de noviembre de 2020
Reflexión al Evangelio 34º domingo
Último domingo del Tiempo Ordinario / Ciclo A
Introducción
Si los fieles todos comprenden que deben militar con infatigable esfuerzo bajo la bandera de Cristo Rey, entonces, inflamándose en el fuego del apostolado, se dedicarán a llevar a Dios de nuevo los rebeldes e ignorantes, y trabajarán animosos por mantener incólumes los derechos del Señor. (…) Tributando estos honores a la soberanía real de Jesucristo, recordarán necesariamente los hombres que la Iglesia, como sociedad perfecta instituida por Cristo (…) que en el cumplimiento del oficio encomendado a ella por Dios, de enseñar, regir y conducir a la eterna felicidad a cuantos pertenecen al Reino de Cristo.
(…) La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes. A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará terriblemente todas estas injurias, pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres.
Porque si a Cristo nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad. (…) Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas, y sólo a El estar unido; es necesario que reine en el cuerpo y en sus miembros, que como instrumentos, o en frase del apóstol San Pablo, como armas de justicia para Dios (Cfr. Rom 6,13), deben servir para la interna santificación del alma. Todo lo cual, si se propone a la meditación y profunda consideración de los fieles, no hay duda que éstos se inclinarán más fácilmente a la perfección. (Carta Encíclica QUAS PRIMAS del Sumo Pontífice San Pío XI, Sobre la fiesta de Cristo Rey, 11 de diciembre de 1925,)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 11. 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.
EVANGELIO
San Mateo 25, 31-46
Se sentará en su trono de gloria y apartará a los unos de los otros.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’.
Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’. Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.
Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’. Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
Cuando venga a evaluar nuestra vida y a verificar cuánto hay de bueno a su ojos y a los nuestros, él nos preguntará: ¿Se han preocupado los unos por los otros, han servido ustedes a los demás, especialmente a los pobres y a los débiles? ¿Qué hemos hecho en favor de los pobres y de los que lloraban? Pregunta Jesús: ¿«Me has encontrado en ellos»? ¿Qué le respondemos?
Oración
Padre nuestro, abre nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos para honrar a Jesucristo como nuestro Rey y Señor, acogiéndole en los hambrientos y sedientos, en todos los solos y abandonados, en los refugiados, en los pobres y en los enfermos. Que nuestro amor llegue a ser libre y espontáneo, como la ternura que tú nos has mostrado en tu Hijo. Perdónanos por no haberle reconocido ni servido. Danos la gracia de servirte a ti en los hermanos, para que tú nos bendigas y nos lleves a la vida eterna.