Reflexión al Evangelio XIX domingo | Tiempo Ordinario – Ciclo A

SOMOS PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA
Reflexión Evangelio décimo noveno domingo.

Domingo 9 de agosto de 2020
Reflexión Evangelio décimo noveno domingo.
Tiempo Ordinario / Ciclo A

Introducción

Esta narración es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice “Ven”, él reconoce el eco del primer encuentro orillas de aquel mismo lago y en seguida, nuevamente, deja la barca y va hacia el Maestro. ¡Y camina sobre las aguas! La respuesta confiada y pronta al llamado del Señor hace cumplir siempre cosas extraordinarias. Jesús ahora mismo nos decía que nosotros somos capaces de hacer milagros con nuestra fe: la fe en Él, en su palabra, la fe en su amor. En cambio, Pedro comienza a hundirse cuando que quita la mirada de Jesús y se deja influenciar por las circunstancias que lo circundan.

En la persona de Pedro, con sus entusiasmos y debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y a pesar de todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el Señor resucitado, en medio a las tormentas y peligros del mundo. Esta es una imagen eficaz de la Iglesia: una barca que debe afrontar las tempestades y algunas veces parece estar en la situación de ser arrollada. Lo que la salva no son las cualidades y la valentía de sus hombres, sino la fe, que permite caminar incluso en la oscuridad, en medio de las dificultades. La fe nos da la seguridad de la presencia de Jesús siempre a nuestro lado, con su mano que nos sostiene para apartarnos del peligro. Todos nosotros estamos en esta barca, y aquí nos sentimos seguros a pesar de nuestros límites y nuestras debilidades.

Estamos seguros sobre todo cuando sabemos ponernos de rodillas y adorar a Jesús, el único Señor de nuestra vida. A ello nos llama siempre nuestra Madre, la Virgen. A ella nos dirigimos confiados. (S.S. Francisco, Ángelus, 10 de agosto de 2014).

EVANGELIO

Mándame ir a ti caminando sobre el agua.
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: «¡Es un fantasma!». Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: «Tranquilícense y no teman. Soy yo».

Entonces le dijo Pedro: «Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua». Jesús le contestó: «Ven». Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: «¡Sálvame, Señor!» Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: «Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Evangelio décimo noveno domingo.
Somos partícipes de la naturaleza divina
En Cristo se manifiesta Dios mismo y también se manifiesta al comunicarse a nosotros, permitiéndonos participar de su naturaleza divina.
Para la reflexión personal
  • En los momentos de oscuridad y tormenta interior, ¿cómo reaccionamos? ¿Cómo integramos en nuestra vida la ausencia y la presencia del Señor?
  • ¿Qué lugar tiene en nuestra jornada la oración personal, el diálogo con Dios?
  • ¿Podemos encontrar al Señor en el caos de nuestras dudas, nuestra confusión, nuestra fe vacilante?
  • ¿Podemos encontrarle todavía en el desorden de nuestro tiempo? 
Oración

Padre amado, tú sabes cómo, con frecuencia, nuestra fe es probada por dudas, incertidumbres y temores. Te pedimos que creamos firmemente que tu Hijo Jesús está con nosotros para reavivar nuestra fe y darnos fortaleza para vivir aun contando con los riegos de dudas, vacilaciones y ambigüedades. Sostén nuestra esperanza, y que Jesús nos tome de la mano y nos lleve a ti. Amén.

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