Reflexión al Evangelio XVI domingo | Tiempo Ordinario – Ciclo A
JESÚS HACE QUE EL MUNDO HABLE DEL REINO DE DIOS
Reflexión Evangelio décimo sexto domingo.
Domingo 19 de julio de 2020
Reflexión Evangelio décimo sexto domingo.
Tiempo Ordinario / Ciclo A
Introducción
El Reino de Dios trabaja en lo escondido, y tiene una fuerza invisible que no podemos imaginar. Capaz de vencer al mal y todas sus obras. Basta mirar con esperanza. También en estos tiempos de virus, crisis y mal humor. Te sientes sorprendido felizmente cuando, después de un disparate o una ofensa de tu parte, la persona ofendida lo toma con paciencia y te da nuevas oportunidades. Así actúa Dios con nosotros. Todos deseamos ver un mundo sin maldad, una Iglesia sin faltas. Ver que la Iglesia real y el mundo real son imperfectos y están en pecado nos impacienta. Jesús nos recuerda hoy: Tengan paciencia, porque Dios mismo es paciente con la Iglesia y con el mundo, y también con nosotros. No olvidemos esto. Él nos ofrece tiempo para cambiar. Él sigue creyendo en nosotros. Esa es también la forma cómo quiere Dios que nos tratemos unos a otros.
Como él, nosotros deberíamos ser plenamente conscientes de que la gente no es ni enteramente buena ni completamente mala, y que por lo tanto deberíamos ser pacientes, perdonando, confiando y dando tiempo para sanar. Demos gracias a nuestro Dios por su paciencia, y pidámosle que nos haga un poco como él es. Dios es paciente con una Iglesia imperfecta y con gente débil. No todos en la Iglesia están buscando el reino de Dios. Pero Dios nos da la oportunidad de convertirnos y de crecer. (CMF)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha.
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 24-43
La Parábola del trigo y la cizaña
En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: «El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: ‘Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?’. El amo les respondió: ‘De seguro lo hizo un enemigo mío’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’. Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero’ «.
La Parábola de la semilla de mostaza
Luego les propuso esta otra parábola: «El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas».
La Parábola de la levadura
Les dijo también otra parábola: «El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar».
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo».
Explicación de la parábola de la cizaña
Jesús les contestó: «El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Seremos capaces de confiar en que Dios conduce la Historia y sigue construyendo Reino?
- ¿Nos pondremos de su parte o seremos de los que bloquean su proyecto?
- ¿sabemos cómo ser pacientes, ante quienes cometen errores e incluso nos hieren?
- ¿confianza en el futuro de la Iglesia y de nuestro país, que está en manos de Dios?
Oración
Señor, gracias por tu paciencia y tu confianza. Cambia nuestros corazones,
danos tiempo para crecer y madurar como discípulos de Jesús, tu Hijo,
y dispón nuestros corazones para aceptar a todos con tu mismo amor y confianza incansables. Haz esto como la forma cómo tu reino crece entre nosotros. Amén