Reflexión al Evangelio XXII domingo | Tiempo Ordinario – Ciclo A

CONDICIONES PARA SEGUIR A CRISTO
Reflexión Evangelio vigésimo segundo domingo.

Domingo 30 de agosto de 2020
Reflexión Evangelio vigésimo segundo domingo.
Tiempo Ordinario / Ciclo A

Introducción

Cuando en los cristianos permanece viva la fuerza del Evangelio, ella puede transformar «los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida». Es triste encontrar cristianos «aguados», cristianos que ya no son la sal de la tierra, y sabemos que cuando la sal pierde su sabor ya no sirve para nada. Su sal perdió el sabor porque se entregaron al espíritu del mundo, es decir, se convirtieron en mundanos.

Evangelio, Eucaristía, oración. Gracias a estos dones del Señor podemos configurarnos a Cristo, y seguirlo por su camino, la senda del «perder la propia vida» para encontrarla de nuevo. «Perderla» en el sentido de donarla, entregarla por amor y en el amor —y esto comporta sacrificio, incluso la cruz— para recibirla nuevamente purificada, libre del egoísmo y de la hipoteca de la muerte, llena de eternidad. (Papa Francisco)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGEUO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.

Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.

EVANGELIO

El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo.
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadido, diciéndole: «No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti». Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!».

Luego Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
El pecado nos divide interiormente
DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A
La batalla que libramos interiormente es real; y si en esa lucha Cristo derrota al pecado, a lo material y a los ídolos salimos ganando; es un proceso doloroso pero sanador.
Para la reflexión personal
  • ¿Cómo afronto la vida, con la lógica de Dios y de Jesús o con la de los hombres y la de Pedro?
  • En mi vida concreta de cada día ¿qué significa perder la vida por causa de Jesús?
  • ¿Cuáles son mis cruces, las reconozco? ¿Como las llevo? ¿En que momentos tomo la actitud de Pedro?
Oración

Señor Jesús, queremos vivir una religión fácil, sin exigencias, sin sacrificios, sin ningún costo de nuestra parte, pero tú nos invitas a permanecer fieles contigo a nuestra misión en la vida. Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdónanos nuestra cobardía y mediocridad. Danos tu determinación y coraje y llévanos a la vida eterna. Amén.

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