Reflexión Evangelio 11 de marzo | Tercera Semana de Cuaresma – Jueves
NO HAY TÉRMINOS MEDIOS
Reflexión Evangelio 11 de marzo
Reflexión Evangelio 11 de marzo
Jueves 11 de marzo de 2021
Tercera Semana de Cuaresma
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Joel 2, 12-13)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Todavía es tiempo, dice el Señor, Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R/.
EVANGELIO
Lucas 11, 14-23
El que no está conmigo, está contra mí.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: «Este expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: «Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿Cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Al principio fueron los Profetas y luego los Santos. Con ellos, Dios construyó, a lo largo del tiempo, la Historia de su relación con los hombres. Sin embargo, a pesar de la excelencia de los elegidos —de sus enseñanzas y acciones—, la historia de la salvación ha sido accidentada, lastrada con tantas hipocresías e infidelidades.
La típica excusa de los legalistas, esos que creen que la vida está regulada por las leyes que ellos hacen. ¡Hasta en eso cayó la Historia de la Iglesia! Pensad en la pobre Juana de Arco —¡hoy es santa!— pero, ¡pobrecilla!, los doctores la quemaron viva, acusada de herejía, porque decían que era hereje. ¡Y eran los doctores, los que sabían la doctrina segura!… igual que los fariseos, ¡alejados del amor de Dios!
En la Historia del Pueblo de Dios, el Señor enviaba a los Profetas a decirles cuánto amaba a su pueblo. En la Historia de la Iglesia, el Señor manda a los Santos. Son ellos los que sacan adelante la vida de la Iglesia: los Santos. No los poderosos, ni los hipócritas, ¡no! ¡Los Santos! Los Santos son los que no tienen miedo de dejarse acariciar por la misericordia de Dios. Por eso, son hombres y mujeres que comprenden las miserias —tantas miserias humanas— y acompañan al pueblo de cerca. No desprecian al pueblo.
Conmigo o contra mí
Jesús añade: El que no está conmigo está contra mí (Lc 11, 23). Pero, ¿no habrá una vía de compromiso, un poco de aquí y un poco de allá? ¡No! O estás en la vía del amor, o estás en la vía de la hipocresía. O te dejas amar por la misericordia de Dios, o haces lo que te dé la gana, según tu corazón, que se irá endureciendo cada vez más.
El que no está conmigo está contra mí: no hay una tercera vía de compromiso. O eres santo, o vas por otro camino. El que no recoge conmigo, desparrama (Lc 11, 23).Peor todavía: desparrama, arruina. Es un corrupto, todo lo corrompe. (S.S. Papa Francisco. Misa en Santa Marta, jueves 12 de marzo del 2015.)
Para la reflexión personal
«No permitáis que en vuestra alma anide un foco de podredumbre, aunque sea muy pequeño. Hablad. Cuando el agua corre, es limpia; cuando se estanca, forma un charco lleno de porquería repugnante, y de agua potable pasa a ser un caldo de bichos» San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 181
Oración
Padre, que tu voz resuene siempre en nuestro corazón, no permitas que otras voces la apaguen. Vuelve a susurrarnos lo mucho que nos quieres, tanto cuando nos animas como cuando nos corriges. Apártanos de esas sugestiones sutiles, de los mensajes persuasivos del antiguo enemigo astuto, celoso de nuestra amistad contigo. Sabes bien que el orgullo frecuentemente nos acecha, el miedo nos paraliza frente al dolor o la prueba. Amén.
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