Reflexión Evangelio 11 de noviembre | San Martín de Tours, Obispo – Memoria
LOS DOS GRADOS DE CURACIÓN
Reflexión Evangelio 11 de noviembre
San Martín de Tours, Obispo – Memoria
Reflexión Evangelio miércoles 11 de noviembre de 2020
Trigésima segunda semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
El Señor le dice: «Levántate, vete: tu fe te ha salvado» (Lc 17, 19). Esta página evangélica nos invita a una doble reflexión. Ante todo, nos permite pensar en dos grados de curación: uno, más superficial, concierne al cuerpo; el otro, más profundo, afecta a lo más íntimo de la persona, a lo que la Biblia llama el «corazón», y desde allí se irradia a toda la existencia. La curación completa y radical es la «salvación». Incluso el lenguaje común, distinguiendo entre «salud» y «salvación», nos ayuda a comprender que la salvación es mucho más que la salud; en efecto, es una vida nueva, plena, definitiva.
Además, aquí, como en otras circunstancias, Jesús pronuncia la expresión: «Tu fe te ha salvado». Es la fe la que salva al hombre, restableciendo su relación profunda con Dios, consigo mismo y con los demás; y la fe se manifiesta en el agradecimiento. Quien sabe agradecer, como el samaritano curado, demuestra que no considera todo como algo debido, sino como un don que, incluso cuando llega a través de los hombres o de la naturaleza, proviene en definitiva de Dios. Así pues, la fe requiere que el hombre se abra a la gracia del Señor; que reconozca que todo es don, todo es gracia. ¡Qué tesoro se esconde en una pequeña palabra: «gracias»!
En verdad, la lepra que realmente desfigura al hombre y a la sociedad es el pecado; son el orgullo y el egoísmo los que engendran en el corazón humano indiferencia, odio y violencia. Esta lepra del espíritu, que desfigura el rostro de la humanidad, nadie puede curarla sino Dios, que es Amor. Abriendo el corazón a Dios, la persona que se convierte es curada interiormente del mal. (Papa Emérito Benedicto XVI. Ángelus, Plaza de San Pedro, 14 de octubre de 2007)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Tes 5, 18
R/. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan. R/.
EVANGELIO
San Lucas 17, 11-19
¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: «¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes».
Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: «¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?». Después le dijo al samaritano: «Levántate y vete. Tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Dónde estás ahora que se han sanado tus heridas? ¿Eres agradecido cuando has sido liberado de tus esclavitudes?
- ¿Dónde estás ahora cuando has sido consolado de tus tristezas? ¿Te has alejado de la comunidad que te ha ayudado a ser reconstruido con generosidad por tus hermanos?
Oración
Señor Dios nuestro, te pedimos hoy nos concedas un corazón agradecido. Que seamos agradecidos por las cosas buenas,
no solamente por tener suerte en la vida o por la felicidad de sentirnos realizados, sino también por la alegría de que en Jesús hasta el sufrimiento y la muerte tienen sentido. Acepta nuestra acción de gracias, Padre Bueno. Amén.