Reflexión Evangelio 12 de marzo | Tercera Semana de Cuaresma – Viernes
REINÓ EN LA CRUZ PARA REINAR EN NUESTROS CORAZONES
Reflexión Evangelio 12 de marzo
Reflexión Evangelio 12 de marzo
Viernes 12 de marzo de 2021
Tercera Semana de Cuaresma
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 17
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Conviértanse, dice el Señor, porque ya está cerca el Reino de los cielos. R/.
EVANGELIO
Marcos 12, 28-34
El Señor tu Dios es el único Dios: ámalo.
Del santo Evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?».
Jesús le respondió: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos».
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Los grandes de la tierra se vanaglorian de poseer reinos y riquezas. Jesucristo encuentra toda su felicidad en reinar sobre nuestros corazones; es el reino que ansia y que decidió conquistar por su muerte en la cruz: «Lleva a hombros el principado» (Is 9,5). Por estas palabras, varios intérpretes… entienden la cruz que nuestro divino Redentor llevó sobre sus hombros.
«Este Rey del cielo, dice Cornelio a Lapide, es un maestro muy diferente del demonio: éste carga pesados fardos en los hombros de sus esclavos. Jesús, al contrario, toma sobre sí todo el peso de su reino; abraza la cruz y quiere morir en ella para reinar sobre nuestros corazones». Y Tertuliano dice que mientras los monarcas de la tierra «llevan el cetro en la mano y la corona sobre la cabeza como emblemas de su poder, Jesucristo llevó la cruz sobre sus hombros. Y la cruz fue el trono dónde subió, para fundar su reinado de amor»…
Consagrar nuestro corazón
Apresurémonos pues a consagrarle todo el amor de nuestro corazón a este Dios que, para obtenerlo, sacrificó su sangre, su vida, a él mismo. «Si supieras el don de Dios, decía Jesús a la Samaritana, y quién es el que te dice: ‘ Dame de beber ‘ » (Jn 4,10). Es decir: si supieras la grandeza de la gracia que recibes de Dios… ¡Oh, si el alma comprendiera qué gracia tan extraordinaria le hace Dios cuando reclama su amor en estos términos: «Amarás al Señor tu Dios».
¿Quién al escuchar a su príncipe decirle: «Ámame», no quedaría cautivado por esta invitación? Y Dios ¿no conseguiría ganar nuestro corazón, aunque nos lo pida con tanta bondad: «Hijo mío, dame tu corazón?» (Pr 23,26) Pero este corazón, Dios no lo quiere a medias; lo quiere entero, sin reserva; este es su mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón». (San Alfonso María de Ligorio.)
Para la reflexión personal
¿Qué más podemos desear? Cuando contemplamos al Señor en cada una de las escenas del Vía Crucis es fácil que desde el corazón se nos venga a los labios el decir: «¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y… no me he vuelto loco?» San Josemaría Escrivá, Camino, n. 425.
Oración
Salmo 81, 13-16
Oh, si mi pueblo me oyera,
si Israel anduviera en mis caminos!
En un momento yo subyugaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen al SEÑOR
le fingirían obediencia,
y el tiempo de su castigo sería para siempre.
Pero yo te alimentaría con lo mejor del trigo,
y con miel de la peña te saciaría.
Podría interesarte
Hablar con Dios
Recuerda seguir nuestro curso de Apologética I
¿Quién es Dios?. Tema #1