Reflexión Evangelio 15 de diciembre | Martes III Semana de Adviento | Ciclo A, B y C

ABRIR EL CORAZÓN A DIOS, SIN RESERVAS
Reflexión Evangelio 15 de diciembre

Reflexión Evangelio martes 15 de diciembre de 2020
Martes III Semana de Adviento / Ciclo A, B y C

Introducción

La humildad salva al hombre a los ojos de Dios, la soberbia lo pierde. La clave está en el corazón. El del humilde es abierto, sabe arrepentirse, aceptar una corrección y se fía de Dios. El del soberbio es justo lo opuesto: arrogante, cerrado, no tiene vergüenza, es impermeable a la voz de Dios. El texto del profeta Sofonías y el del Evangelio sugieren una reflexión en paralelo. Ambos textos hablan de un juicio del que dependen la salvación y la condena.

(…) Jesús cuenta esta historia a los jefes del pueblo afirmando con claridad que son ellos los que no quisieron escuchar la voz de Dios a través de Juan y que, por eso en el Reino de los cielos, serán superados por publicanos y meretrices, que sí creyeron en Juan. El escándalo provocado por esta última afirmación es idéntico al de tantos cristianos que se sienten «puros» solo porque van a Misa y comulgan.

Pero Dios necesita más. Si tu corazón no está arrepentido, si no escuchas al Señor, si no aceptas la corrección y no confías en Él, tienes un corazón no arrepentido. Y esos hipócritas que se escandalizan de lo que dice Jesús sobre publicanos y meretrices, pero que luego iban a ellos a escondidas para desfogar sus pasiones o para hacer negocios —pero todo a escondidas— ¡eran puros! Y a esos el Señor no los quiere.

(…) Este juicio nos de esperanza. Con tal de que se tenga el valor de abrir el corazón a Dios sin reservas, dándole hasta la lista de los propios pecados. (…) Cuando seamos capaces de decir: Señor, estos son mis pecados —no son de aquel, o del otro, sino míos…, son los míos. Cógelos tú y yo seré salvado—, cuando seamos capaces de hacer eso, entonces seremos ese buen pueblo, pueblo humilde y pobre, que confía en el nombre del Señor. Que el Señor nos conceda esta gracia. (Papa Francisco. Misa en Santa Marta, Martes 16 de diciembre del 2014.)


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

Ven, Señor, no te tardes; ven a perdonar los delitos de tu pueblo. R/.

EVANGELIO

San Mateo 21, 28-32
Vino Juan y los pecadores sí le creyeron.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?».

Ellos le respondieron: «El segundo». Entonces Jesús les dijo: «Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Fray Nelson Medina, O.P.
Llamado al arrepentimiento
La manera de avanzar hacia el Reino de Dios es acogiendo el llamado al arrepentimiento.
Cuidado con los pecados ocultos porque nos es más difícil reconocerlos y en consecuencia arrepentirnos de ellos.
Para la reflexión personal

Nosotros, ante la oferta de salvación por parte de Dios en este Adviento, ¿Dónde quedamos retratados? ¿somos de los autosuficientes, que ponen su confianza en sí mismos, de los «buenos» que no necesitan la salvación? ¿o pertenecemos al pueblo pobre y humilde, el resto de Israel de Sofonías, el que acogió el mensaje del Bautista?

Oración

Señor, Tu Palabra hoy nos reprocha y nos consuela. Nos reprocha porque cuando nos invitas a trabajar en tu viña, como el hijo mayor de la parábola, con frecuencia respondemos: «Sí, Señor»; pero luego no vamos. Estamos demasiado ocupados y preocupados por nuestro «yo» para estar de veras disponibles a buscar sinceramente tu voluntad. Socórrenos con tu Espíritu, para que podamos velar sobre nosotros mismos con el fin de que nuestra adhesión a tu voluntad no se reduzca a palabras hueras. Amén.

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