Reflexión Evangelio 18 de noviembre | Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo, Apóstoles
EL VERDADERO FIN DE NUESTRA VIDA
Reflexión Evangelio 18 de noviembre
Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo, Apóstoles
Reflexión Evangelio miércoles 18 de noviembre de 2020
Trigésima tercera semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
El verdadero fin de nuestra vida cristiana es la adquisición del Espíritu de Dios; la oración, las vigilias, el ayuno, la limosna y los demás actos de virtud hechos en nombre de Cristo, no son otra cosa que medios para alcanzarla…¿Sabéis bien lo que supone adquirir plata? Pues adquirir el Espíritu Santo, es semejante.
Para el común de las gentes, la finalidad de la vida consiste en la adquisición de plata, en la ganancia. Los nobles, además, desean obtener honores, señales de distinción y otras recompensas por los servicios que han prestado al Estado. La adquisición del Espíritu Santo es también un capital, pero un capital eterno, fuente de gracias, parecido a los capitales temporales que se obtienen por los mismos procedimientos.
Nuestro Señor Jesucristo, el hombre-Dios, compara nuestra vida a un mercado y nuestra actividad en la tierra, a un comercio. A todos nos recomienda: «Hacedlos crecer hasta que yo vuelva», y San Pablo escribe: «Sabed comprar la ocasión, porque vienen días malos» (Ef 5,16).
Dicho de otra manera: Espabilaos para obtener los bienes celestes negociando las mercancías terrestres. Estas mercancías terrestres no son otra cosa que los actos de virtud hechos en nombre de Cristo y que nos traen la gracia del Santo Espíritu. (San Serafín de Sarov, monje ortodoxo ruso. Conversación con Motovilov)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 15, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.
EVANGELIO
San Lucas 19, 11-28
¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola: «Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.
Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’. Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades’.
Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades’.
Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’. El señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?’.
Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia’ «. Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
En nuestras manos tenemos talento, herramientas y materiales para crear la más bella obra de arte que es nuestra propia vida como don de Dios a los demás. ¿Qué estoy haciendo con ellos? ¿Cómo los estoy usando para dar gloria y honra a Dios?
Oración
Padre, lleno de bondad y amor. Nos has hecho ricos de muchas maneras, poseemos nuestra fe, la Buena Noticia del evangelio, y, sobre todo, poseemos a tu Hijo Jesucristo, con su vida y su Espíritu, y también a la gente que nos rodea. Ayúdanos a crecer en esta fe y en este amor; enséñanos a entregarnos generosamente a tu reino de bondad y esperanza para que seamos dignos de tu confianza. Amén.