Reflexión Evangelio 1ro de Mayo | San José Obrero – Memoria
COMPARTIÓ NUESTRAS FATIGAS
Reflexión Evangelio 1ro de Mayo
Reflexión Evangelio 1ro de mayo
San José Obrero – Memoria.
Reflexión al Evangelio 1ro de mayo de 2021
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Sal 67, 20)
R/. Aleluya, aleluya.
Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
EVANGELIO
Mateo 13, 54-58
¿No es el hijo del carpintero?
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?». Y se negaban a creer en él.
Entonces, Jesús les dijo: «Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa». Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos.
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Jesús entra en nuestra historia, viene en medio de nosotros, naciendo de María por obra de Dios, pero con la presencia de san José, el padre legal que lo protege y le enseña también su trabajo. Jesús nace y vive en una familia, en la Sagrada Familia, aprendiendo de san José el oficio de carpintero, en el taller de Nazaret, compartiendo con él el trabajo, la fatiga, la satisfacción y también las dificultades de cada día.
Esto nos remite a la dignidad y a la importancia del trabajo. […] El trabajo forma parte del plan de amor de Dios; nosotros estamos llamados a cultivar y custodiar todos los bienes de la creación, y de este modo participamos en la obra de la creación.
El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de una persona. El trabajo, por usar una imagen, nos «unge» de dignidad, nos colma de dignidad; nos hace semejantes a Dios, que trabajó y trabaja, actúa siempre (cf. Jn 5, 17); da la capacidad de mantenerse a sí mismo, a la propia familia, y contribuir al crecimiento de la propia nación.
Aquí pienso en las dificultades que, en varios países, encuentra el mundo del trabajo y de la empresa; pienso en cuantos, y no sólo los jóvenes, están desempleados, muchas veces por causa de una concepción economicista de la sociedad, que busca el beneficio egoísta, al margen de los parámetros de la justicia social.
El silencio del obrar cotidiano
En los evangelios, san Lucas destaca dos veces la actitud de María, que es también la actitud de san José: «Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (2, 19.51). Para escuchar al Señor, es necesario aprender a contemplarlo, a percibir su presencia constante en nuestra vida; es necesario detenerse a dialogar con Él, dejarle espacio en la oración.
Cada uno de nosotros, también vosotros muchachos, muchachas, jóvenes, tan numerosos esta mañana, debería preguntarse: ¿qué espacio dejo al Señor? ¿Me detengo a dialogar con Él? Desde que éramos pequeños, nuestros padres nos acostumbraron a iniciar y a terminar el día con una oración, para educarnos a sentir que la amistad y el amor de Dios nos acompañan. Recordemos más al Señor en nuestras jornadas. (S.S. Papa Francisco. Audiencia General. Miércoles 01 de mayo del 2013.)
Para la reflexión personal
El trabajo se convierte en participación en la obra misma de la salvación, en oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino, para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de realización no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia. Carta Apostólica Patris Corde Del Santo Padre Francisco No.6
Oración
San José, custodio de Jesús, esposo castísimo de María, que te pasaste la vida en el cumplimiento del deber, sosteniendo con tus manos a la Sagrada Familia de Nazareth, protege a aquellos que, confiados, nos dirigimos a ti, buscando a quien nos comprenda y proteja. Tú experimentaste la prueba, la fatiga y el cansancio, pero tu ánimo, colmado de la paz más profunda, exultaba de alegría, por la intimidad con el Hijo de Dios, a ti confiado. Ayúdanos imitarte y comprender que no estamos solos en nuestros trabajos y que en cada familia, oficina, taller, allí donde trabaje un cristiano, todo sea santificado en la caridad, paciencia, justicia y en la búsqueda del bien hacer. Amén.
Lectura Espiritual: Hablar con Dios
Leer: San José Obrero, Patrono de los trabajadores
Leer: LOS CUATRO SUEÑOS DE SAN JOSÉ, Fray Oswaldo Escobar OCD