Reflexión Evangelio 22 de marzo | Quinta Semana de Cuaresma – Lunes
CORRUPCIÓN Ó DISFRAZAR EL MAL DE BIEN
Reflexión Evangelio 22 de marzo
Reflexión Evangelio 22 de marzo
Lunes 22 de marzo de 2021
Quinta Semana de Cuaresma
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Ez 33, 11)
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Juan 8, 1-11
Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el templo, donde la multitud se le acercaba; y él, sentado entre ellos, les enseñaba.
Entonces los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú que dices?».
Le preguntaban esto para ponerle una trampa y poder acusarlo. Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: «Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra». Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo. Al oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que estaba de pie, junto a él.
Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: «Mujer, ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?». Ella le contestó: «Nadie, Señor». Y Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Todas las lecturas de hoy nos vienen a decir que, ante el pecado y la corrupción, Jesús es la única plenitud de la ley. Así, el Evangelio de San Juan (8,1-11) nos propone el pasaje donde Cristo, a propósito de la mujer sorprendida en adulterio, dice a quienes la acusan: «Quien de vosotros esté libre de pecado, que tire sobre ella la primera piedra». Y la primera lectura del libro del profeta Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62), habla de Susana, una mujer fiel contra la que dos viejos jueces del pueblo habían maquinado un falso adulterio, ficticio.
Se ve obligada a elegir entre la fidelidad a Dios y a la ley o salvar su vida. Era fiel a su marido, aunque quizá tuviera otros pecados, porque todos somos pecadores, y la única mujer que no tiene pecado es la Virgen. Así pues, en los dos episodios se encuentran inocencia, pecado, corrupción y ley, porque en ambos casos los jueces eran corruptos.
¡Siempre ha habido en el mundo jueces corruptos! ¡También hoy, en todas partes los hay! ¿Por qué viene la corrupción a una persona? Porque una cosa es el pecado —he pecado, resbalo, soy infiel a Dios, pero intento no hacerlo más o procuro estar a bien con el Señor o, al menos, sé que no está bien—, y otra la corrupción, que es cuando el pecado entra, entra, entra, entra en tu conciencia y no deja sitio ni al aire.
Es decir, todo se vuelve pecado: eso es corrupción. Los corruptos creen con impunidad que hacen el bien. En el caso de Susana, los ancianos jueces eran corruptos por los vicios de la lujuria, amenazándola de dar falso testimonio contra ella. Además, no es el primer caso que en las Escrituras aparecen falsos testimonios: recordad precisamente a Jesús, condenado a muerte con falsos testimonios. En el caso de la verdadera adúltera, vemos que la acusan otros jueces que habían perdido la cabeza, dejando crecer en ellos una interpretación de la ley tan rígida que no dejaba espacio al Espíritu Santo.
Jesús Auténtico Maestro
O sea, la corrupción de la legalidad, del legalismo, contra la gracia. Y luego está Jesús, auténtico Maestro de la ley entre los juicios falsos, que habían pervertido el corazón o que daban sentencias injustas, oprimiendo a los inocentes y absolviendo a los malvados. Jesús dice pocas cosas, pocas cosas. Dice: «Quien de vosotros esté libre de pecado, que tire sobre ella la primera piedra». Y a la pecadora: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». Y esa es la plenitud de la ley, no la de los escribas y fariseos que habían corrompido su mente haciendo tantas leyes, tantas leyes, sin dejar sitio a la misericordia. Jesús es la plenitud de la ley, y Jesús juzga con misericordia.
Dejando libre a la mujer inocente, a quien Jesús llama «mamá», porque su madre es la única inocente, a los jueces corruptos se les reservan palabras nada bonitas por boca del profeta: «¡Envejecidos en días y en crímenes!». Pensemos, pues, en la maldad con la cual nuestros vicios juzgan a la gente. Porque también nosotros juzgamos en el corazón a los demás, ¿verdad? ¿Somos corruptos? ¿O todavía no? ¡Quietos! Detengámonos y miremos a Jesús que siempre juzga con misericordia: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». (S.S. Papa Francisco. Misa en Santa Marta. Lunes 03 de abril del 2017).
Para la reflexión personal
«Yo te absuelvo de tus pecados…»
¿Con qué alegría recibimos estas palabras cuando nos acercamos al sacramento del Perdón? ¿Con qué agradecimiento? ¿Cuántas veces hemos dado gracias a Dios por tener tan a mano este sacramento? En nuestra oración de hoy podemos mostrar nuestra gratitud al Señor por este don tan grande. Hablar con Dios
Oración
Dios de vida, ven, dulce luz, verdad que nos da vida. Penetra en el corazón, abre las ventanas del alma, ilumina los pensamientos, las esperanzas y los deseos. Sácanos del sopor, cuando la rutina pretenda apagar en nosotros la vigilancia y el animo de resistir al mal. Tú quieres que vivamos y que seamos felices. No permitas que tu vida muera en nosotros. Haz que salgamos de nuestras tumbas de pecado, de mediocridad y temores. Que la vida triunfe en nosotros, aun en nuestras incertidumbres y pruebas, y haz que contagiemos a otros nuestra esperanza de que nos has destinado para una vida gozosa sin fin por medio del primer nacido de entre los muertos. Amén.
Para la lectura espiritual
Hablar con Dios
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La División Religiosa. Tema #7