Reflexión Evangelio 26 de diciembre | San Esteban, protomártir – Fiesta
CALUMNIA Y PERSECUCIÓN POR SEGUIR A CRISTO
Reflexión Evangelio 26 de diciembre
Reflexión Evangelio sábado 26 de diciembre de 2020
Fiesta de San Esteban, protomártir
Día II de la Octava de Navidad
Introducción
Del mismo modo que Jesús había explicado a los discípulos de Emaús que todo el Antiguo Testamento habla de él, de su cruz y de su resurrección, también san Esteban, siguiendo la enseñanza de Jesús, lee todo el Antiguo Testamento en clave cristológica. Demuestra que el misterio de la cruz se encuentra en el centro de la historia de la salvación narrada en el Antiguo Testamento; muestra que realmente Jesús, el crucificado y resucitado, es el punto de llegada de toda esta historia. Y demuestra, por tanto, también que el culto del templo ha concluido y que Jesús, el resucitado, es el nuevo y auténtico «templo».
(…)Precisamente este «no» al templo y a su culto provoca la condena de san Esteban, el cual, en ese momento, como nos dice san Lucas, (…) Siguió su martirio, que de hecho se asemejó a la pasión de Jesús mismo, pues entregó al «Señor Jesús» su espíritu y oró para que el pecado de sus asesinos no les fuera tenido en cuenta (cf. Hch 7, 59-60).
(…) La historia de san Esteban nos da varias lecciones. Por ejemplo, nos enseña que el compromiso social de la caridad no se debe separar nunca del anuncio valiente de la fe. San Esteban sobre todo nos habla de Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida. (…) Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal. En la historia de la Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución.
Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte en bendición y es bendición, aprendemos la alegría del cristiano incluso en los momentos de dificultad. Que san Esteban nos enseñe a aprender estas lecciones; que nos enseñe a amar la cruz, puesto que es el camino por el que Cristo se hace siempre presente entre nosotros. (Papa Emérito Benedicto XVI. Catequesis 10 de Enero de 2007)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 117, 26.27
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine. R/.
EVANGELIO
Mateo 10, 17-22
No serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles:
«Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos.
Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
«Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución (2 Tim 3, 12). Todos, dice, a nadie excluyó, a nadie exceptuó. Si quieres probar si es cierto ese dicho, empieza tú a vivir piadosamente y verás cuánta razón tuvo para decirlo» (San Agustín de Hipona, Sermón, 6, 2.)
Oración
Señor de la vida y de la muerte que, con tu enseñanza y ejemplo de coherencia y de vida, nos has enseñado a afrontar el sufrimiento e incluso la muerte, como el primer mártir Esteban, queremos hacernos partícipes de la experiencia y de la fe del primer testigo, que ha visto durante su martirio tu gloria, aquella gloria que el Padre te ha reservado por tu dócil obediencia hasta la cruz. Sabemos que el único remedio válido contra el miedo es la fe. Derrama tu gracia sobre nosotros, para ser capaces de superar el grave momento del dolor y de la prueba. Amén.
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