Reflexión Evangelio 30 de Enero | Semana III Tiempo Ordinario, sábado – Año Impar

SALIR DE NOSOTROS MISMOS
Reflexión Evangelio 30 de Enero

Reflexión Evangelio 30 de Enero
Sábado 30 de enero de 2021
Semana III del Tiempo Ordinario, sábado – Año Impar


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 3, 16)
R/. Aleluya, aleluya.

Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R/.

EVANGELIO

Marcos 4, 35-41
¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla del lago». Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban, además, otras barcas. De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua.

Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron:
«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?». Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cállate, enmudece!». Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma.

Jesús les dijo:
«¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?». Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?». 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Abrahán «salió»: a partir de ese momento ya no se pertenece, sino que procede a la señal de Dios sin vacilar. Lleva una vida de nómada, pero no de desarraigado: hunde sus raíces en el cielo. Si no sentimos en el corazón su misma nostalgia del mundo futuro, algo le falta a nuestra fe. La llamada de Dios: «Sal de tu tierra…» está destinada a atravesar los siglos y se dirige hoy directamente a cada uno de nosotros.

Es preciso saber estar en silencio para percibir, a través de los acontecimientos de la vida cotidiana, la llamada del Señor a que le sigamos por caminos inesperados. Con frecuencia, sentimos la tentación de proyectarlo todo; nada tiene que escaparnos, tenemos que definir los detalles: y, de este modo, nos encontramos encerrados en estrechas prisiones, tal vez con paredes de oro, pero, a pesar de todo, prisiones.

Ser capaces de confiar en Alguien es el camino de la libertad. En muchos casos no se tratará de abandonar, geográficamente, nuestra propia patria, nuestra propia familia, sino de hacer otra «salida», la más radical y fundamento de todas las otras: la salida de nosotros mismos; tal vez se trate sólo de volver a entrar cada mañana en la cocina para desarrollar las acostumbradas labores domésticas, o de volver a recorrer la calle que conduce a la oficina, o de permanecer inmóvil en nuestro propio lecho de enfermo ofreciendo cada instante al Señor, para que disponga de él como mejor le parezca.

Abrahán salió comprometiendo toda su vida y se convirtió en padre de los creyentes; todo consentimiento generoso a Dios es fecundo en bienes para muchos; toda resistencia o rechazo ralentiza para todos el camino hacia la consumación de la historia. Abrahán es alabado por su fe, aunque sólo viera de lejos; en el evangelio, los apóstoles son objeto de reproche por su falta de fe, siendo que Jesús está junto a ellos: increíble paradoja que nos hace reflexionar.

La fe no tiene necesidad de unas condiciones particulares; para el que es capaz de dirigir la mirada hacia las profundidades del corazón, la tierra prometida está escondida ahí y se llega a ella a través de ese acto de obediencia y de entrega que el Espíritu nos sugerirá un instante tras otro. (Lectio Divina. Zevini – Cabra)


Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Evangelio 30 de Enero
Cómo vivir con libertad y paz.
Si aprendo que soy huésped y peregrino de este mundo hace que me libere de todo tipo de idolatría.
Para la reflexión personal

Al hacer la corrección fraterna se han de vivir una serie de virtudes, sin las cuales no sería una verdadera manifestación de caridad. «Cuando hayas de corregir, hazlo con caridad, en el momento oportuno, sin humillar…, y con ánimo de aprender y de mejorar tú mismo en lo que corrijas» (San Josemaría Escrivá, Forja, n. 455.)

Oración

Concédenos la fuerza para perseverar en la fe, guía nuestros pasos como ya acompañaste -con una presencia invisible, pero fuerte- el camino de nuestros antiguos padres, de aquellos que te vieron sólo de lejos y de aquellos que te siguieron de cerca: los apóstoles, los mártires, los confesores. Haz que en medio de las tinieblas del mundo, aunque estemos entre vientos contrarios, nunca se apague la antorcha de nuestra fe, sino que arda siempre para nosotros e ilumine a los demás, a fin de que entremos todos en tu Reino de esplendor eterno. Amén

Lecturas del día

Reflexión Evangelio 29 de Enero

La corrección fraterna

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *