Reflexión Evangelio 30 de noviembre – I Semana de Adviento | Año Par
TRANSMITIR EL TESORO DE LA FE
Reflexión Evangelio 30 de noviembre
Reflexión Evangelio lunes 30 de noviembre de 2020
San Andrés, Apóstol – Fiesta
I Semana de Adviento / Año Par
Introducción
Andrés, después de permanecer con Jesús y de aprender de él muchas cosas, no escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en busca de su hermano, para hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tan breve espacio de tiempo?
Pues, por una parte, manifiesta el poder del Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la aplicación de los discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban de estas cosas. Son las palabras de un alma que desea ardientemente la venida del Señor, que espera al que vendrá del cielo, que exulta de gozo cuando se ha manifestado y que se apresura a comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas espirituales es señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero afecto.
Pero advierte también, y ya desde el principio la actitud dócil y sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el evangelio. Pero que nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida consideración. Lo más probable es que su hermano le contase más cosas detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo Jesús aprendiera todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los mismos sentimientos.
Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con Espíritu Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento y presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella. (San Juan Crisóstomo)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R/.
EVANGELIO
San Mateo 4, 18-22
Ellos, inmediatamente, dejando las redes, lo siguieron.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- Cristo pasa junto a nosotros y nos llama. ¿Tenemos el oído atento a su voz inconfundible? ¿Estamos respondiendo o evadiendo lo que nos pide?
- Nuestra tarea es llevar a Cristo a nuestros parientes, amigos y conocidos. ¿Les hablo con ese convencimiento que persuade, acerca de mi relación con Cristo?
Oración
Padre nuestro, tú invitas a todos y cada uno a conocerte y amarte y a vivir en tu perenne paz. Guarda vivo en nosotros el celo santo para llevar a todos la luz de tu verdad y las riquezas de tu vida y amor, sin ninguna distinción de raza, lengua o cultura, para que todos los habitantes del mundo lleguen a conocerte y amarte. Amén.