Reflexión Evangelio 4 de Mayo | Santos Felipe y Santiago, Apóstoles – Fiesta
PISTAS PARA CONOCER AL PADRE
Reflexión Evangelio 4 de Mayo
Reflexión Evangelio 4 de Mayo de 2021
Santos Felipe y Santiago, Apóstoles – Fiesta
Tiempo de Pascua
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Jn 14, 6. 9)
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor. Felipe, quien me ve a mí, ve al Padre. R/.
EVANGELIO
Juan 14, 6-14
Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».
Le dijo Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le replicó: «Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Jesús confirma que, ya desde ahora y a través de su persona, podemos conocer a Dios; es más, podemos verle, y de este modo creer en la plena comunión que une a Jesús con Dios Padre Y no solo eso, sino que sus mismas palabras nos revelan la comunión que une a Jesús con el Padre y nuestra relación filial con el Padre. Escuchar y acoger la Palabra de Dios que llega a nosotros por medio del Evangelio significa allanar el camino que conduce al Padre.
Además de sus palabras, también las obras de Jesús, de las que conservamos un vivo recuerdo en los relatos evangélicos, acogidas en la fe, constituyen otros tantos caminos que se abren ante nosotros para comprender la verdadera identidad de Jesús, su relación con el Padre y nuestra relación con ambos.
Los dos apóstoles cuya fiesta celebramos hoy nos recuerdan dos aspectos fundamentales de nuestra experiencia de fe. Por un lado, Santiago nos conduce al carácter fundamental de la traditio apostólica. Esta es importante y fundamental no tanto porque esté ligada a algunas personas, sino porque es de origen divino dado que ha sido establecida por el mismo Jesús. La tradición es al mismo tiempo, apostólica y pascual: en ella se inserta nuestra fe, aunque separen veinte siglos de historia.
Otra pista
El apóstol Felipe sugiere otra pista a nuestra meditación: él desea ver el rostro del Padre, y Jesús le responde que los rasgos de aquel rostro están ya presentes en él. Nuestra búsqueda del rostro de Dios, que en ocasiones se vuelve espasmódica y dolorosa, tampoco debería apartarse nunca de la pista que nos ofrecen los recuerdos evangélicos.
Solo una asidua y metódica frecuentación de los evangelios nos puede ofrecer un conocimiento suficiente y liberador de la personalidad de Jesús de Nazaret, de su misterio profundo, de su proyecto salvífico. Y de este modo, a través de esta pista, podremos entrever los rasgos de aquel rostro paterno al que toda la humanidad, de una manera más o menos explicita, tiende y anhela. (Lectio Divina, Zevini-Cabra.)
Reflexión Evangelio 4 de Mayo
Para la reflexión personal
Él llena por completo nuestra vida. «Él es suficiente para ti –afirma San Agustín–; fuera de Él, ninguna cosa lo es. Bien lo sabía Felipe cuando le decía: Señor, muéstranos al Padre y nos basta» ¿Vivimos nosotros con esta convicción? San Agustín, Sermón 334, 4. Hablar con Dios
Oración
Con las palabras del Apóstol Felipe te pedimos: ¡Muéstranos, Señor, tu rostro y estaremos salvados! Señor, queremos acoger a través de tu rostro, que es una rostro paterno, materno, misericordioso, la salvación que brota de tu corazón, Concédenos, ser capaces de captar a través de tu rostro la ternura de tu corazón. Aunque en mi vida he buscado a otros en vez de a ti, hoy quiero reconocerte como mi único bien, como mi único deseo y meta. Amén.
Sigue nuestro curso de Apologética I: Jesucristo: Tema #4