Reflexión Evangelio 8 de febrero | Semana V Tiempo Ordinario, lunes – Año Impar
PROCURAR LA VIDA ETERNA
Reflexión Evangelio 8 de febrero
Reflexión Evangelio 8 de febrero
Lunes 8 de febrero de 2021
Santa Josefina Bakhita, Virgen
Semana V del Tiempo Ordinario, lunes – Año Impar
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mt 4, 23)
R/. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.
EVANGELIO
Marcos 6, 53-56
A cuantos tocaban a Jesús quedaban curados.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Todo hombre quiere ser feliz; no hay nadie que no lo quiera, y tan fuertemente, que lo desea por encima de todo. Aún más: todo lo que quiere además de esto, sólo lo quiere por eso. Los hombres van detrás de diferentes pasiones, uno ésta, el otro aquella; en el mundo hay también maneras distintas de ganarse la vida: cada uno escoge su profesión y la ejerce. Mas, cuando se comprometen en una forma de vida, todos los hombres actúan en ella buscando ser felices… ¿Qué cosa hay, pues, en esta vida capaz de hacer feliz, que todos la buscan pero que no todos la encuentran? Busquémosla…
Si pregunto a alguno: «¿Quieres vivir?», nadie estará tentado de contestarme: «No lo quiero»… Igualmente si pregunto: «¿Quieres vivir con buena salud?», nadie me responderá: «No quiero». La salud es un don precioso a los ojos del rico, y para el pobre es, a menudo, el único bien que posee… Todos están de acuerdo en amar la vida y la salud. Ahora bien, cuando el hombre goza de vida y de una buena salud, ¿se puede contentar con esto?…
Un joven rico preguntó al Señor: «Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?» (Mc 10,17). Temía morir y no podía escapar de morir… Sabía que una vida con dolores y tormentos no es una vida, sino que más bien debería llamarse muerte… Sólo la vida eterna puede ser feliz. La salud y la vida de aquí abajo nadie os la asegura, teméis mucho perderla: llamad a eso «siempre temer» y no «siempre vivir»… Si nuestra vida no es eterna, si no puede eternamente llenar nuestros deseos, no puede ser feliz, e incluso no es una vida…
Cuando entremos en aquella vida de allá, estaremos seguros que permaneceremos siempre en ella. Tendremos la certeza de poseer eternamente la verdadera vida, sin ningún temor, porque estaremos en el Reino del cual se ha dicho: «Y su reino no tendrá fin» (Lc 1,33). (San Agustín de Hipona, obispo y doctor de la Iglesia. Sermón 306,)
Para la reflexión personal
«Hay que reconocer a Cristo, que nos sale al encuentro, en nuestros hermanos los hombres. Ninguna vida humana es una vida aislada, sino que se entrelaza con otras vidas. Ninguna persona es un verso suelto, sino que formamos todos parte de un mismo poema divino, que Dios escribe con el concurso de nuestra libertad» (San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 111)
Oración
Señor Dios nuestro: En el principio existió la palabra que tú pronunciaste; y todo fue creado. Cólmanos un sentido de admiración por todas las cosas hermosas que tú has hecho. Lo que somos, nuestro ser único e irrepetible, y nuestro poder de amar… todo viene de Dios. Que Dios nos dé ojos claros para admirarte en tu creación y una voz poderosa para darte gracias y alabanza. Que con nuestra colaboración eficaz y responsable, nuestra tierra se convierta en un lugar mejor donde vivir y un signo y anticipación de tu hogar de amor eterno que tú nos prometes en el cielo. Amén.