Reflexión Evangelio 9 de Enero | Sábado después de Epifanía – Tiempo de Navidad
LA FE: ELEMENTO ESENCIAL DE LA ORACIÓN
Reflexión Evangelio 9 de Enero
Reflexión Evangelio 9 de Enero de 2021
Sábado después de Epifanía
Tiempo de Navidad
Reflexión
Juan nos invita a la oración confiada. También Jesús educó a sus discípulos en la confianza en la oración con las curiosas parábolas del amigo importuno (cf. Lc 11,513) y del juez inicuo y la viuda (cf. Lc 18,2-5). Las parábolas enseñan no tanto qué hay que pedir a Dios, sino más bien cómo pedirlo, porque el amor paterno de Dios colma todo deseo humano y la oración filial se mide por la confianza que la sostiene.
No se trata de multiplicar las palabras en la oración, sino de tener la certeza de que Dios conoce aquello que necesitamos antes de que se lo pidamos.
Dios, sin embargo, desea que le abramos nuestro corazón con confianza filial, seguros de ser escuchados. Jesús, además, pide que nuestras súplicas estén animadas por la fe: «Todo lo que pidáis con fe en la oración, lo obtendréis» (Mt 21,22). La enseñanza es clara: la respuesta de Dios es segura cuando oramos con fe.
La fe es el elemento esencial de la oración. Esto significa crear un clima de intimidad con Dios, emprender una reflexión seria, tener convicciones profundas sobre la realidad de Dios y sobre nuestra debilidad y pobreza. Y la fe es necesaria también cuando algunas de nuestras oraciones no son atendidas.
Esto significa que nuestras súplicas no son para nuestro bien: mientras Dios desea escuchar otros «sectores» de nuestras necesidades que
corresponden a la curación de los males del espíritu, negligencias, malos hábitos u otros. Este campo de nuestra vida es inmenso; en él sabemos con seguridad que, si pedimos con fe, Dios nos escucha. (ZEVINI-CABRA. LECTIO DIVINA)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 16
R/. Aleluya, aleluya.
El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció. R/.
EVANGELIO
Juan 3, 22-30
El amigo del novio se alegra de oír su voz.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: «Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él».
Contestó Juan: «Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él’.
En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
¡Disminuir, disminuir, disminuir! Así fue la vida de Juan. Un grande que no buscó su propia gloria, sino la de Dios, y que acabó en el anonimato. Pero esa actitud suya preparó el camino a Jesús, que de modo similar murió en angustia, solo, sin sus discípulos. Dios vence: el estilo de Dios no es el estilo del hombre. (Papa Francisco)
Oración
Espíritu Santo, tu que eres la fuente de unidad y de paz que nos introduce en tu misterio trinitario, enséñanos a orar. Ayúdanos a leer los grandes acontecimientos de la historia que estamos viviendo y los de este nuevo milenio, del que somos protagonistas. Te pidamos la gracia de la humildad que tenía Juan y no apropiarnos de los méritos y glorias de los demás. Y sobre todo, la gracia de que en nuestras vidas haya siempre sitio para que Jesús crezca y nosotros disminuyamos, hasta el final. Amén.