Reflexión Evangelio 9 de Octubre | San Luis Bertrán, Presbítero – Memoria
MOLDEADOS POR LA MANO DE DIOS
Reflexión Evangelio 9 de octubre
Reflexión Evangelio viernes 9 de octubre de 2020
San Luis Bertrán, Presbítero – Memoria.
Vigésima séptima semana / Tiempo Ordinario
Año Par
Introducción
El hombre es una mezcla de alma y carne, una carne formada para ser semejante a Dios y modelada por sus dos Manos, es decir, el Hijo y el Espíritu. Es dirigiéndose a ellos que dijo: «Hagamos al hombre» (Gn 1,26). Pero ¿cómo podrás un día ser divinizado si todavía no eres hombre? ¿Cómo podrás ser perfecto, siendo así que apenas eres un ser creado? ¿Cómo llegarás a ser inmortal siendo así que no has obedecido a tu Creador en una naturaleza mortal?… Puesto que eres obra de Dios espera pacientemente la Mano de tu Artista que hace todas las cosas a su tiempo oportuno. Preséntale un corazón flexible y dócil y conserva la forma que te ha dado ese Artista, guardando en ti el agua que viene de él y sin la cual, endureciéndote, rechazarás la huella de sus dedos.
Si te dejas formar por él subirás hasta la perfección porqué a través de este arte de Dios el barro que eres quedará escondido; es su Mano la que ha creado tu sustancia… Mas, si endureciéndote, rechazas su arte y te muestras descontento que te haya hecho hombre, por tu ingratitud para con Dios habrás rechazado no solamente su arte sino la misma vida; porque formar es propio de la bondad de Dios y ser formado es propio de la naturaleza del hombre. Pues si tú te entregas a él poniendo en él tu confianza y sumisión, recibirás el beneficio de su arte y serás la obra perfecta de Dios. Si, por el contrario, le resistes y huyes de sus Manos, el culpable de ser inacabado por no haber obedecido, serás tú, y no él. (San Ireneo de Lyon, obispo y mártir. Contra las herejías IV, Pr 4 ; 39,2.)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 12, 31-32
R/. Aleluya, aleluya.
Ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
San Lucas 11, 15-26
Si yo expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: «Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿Cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú.
Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la reflexión personal
- ¿Cuál es hoy el poder del mal que masifica a la gente y le roba la conciencia crítica?
- ¿Puedes decir que estás totalmente libre y liberado/a? ¿Qué haces para que este poder no te domine?
Oración
Señor Dios nuestro, la fe es lo más importante para salvarnos. Lo sabemos, y sin embargo pedimos pruebas. Ayúdanos a creer en ti al ver tus obras: tu creación, tu poder, tu bondad que encontramos en la gente. Concédenos vivir con confianza con la incierta certeza de la fe, creyendo, esperando, amando y confiando, porque nos has hecho libres. Amén.