Reflexión jueves 18 de noviembre | 33a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

JERUSALÉN SOMOS TODOS
Reflexión jueves 17 de noviembre

Reflexión jueves 17 de noviembre de 2021
Dedicación de las Basílicas de san Pedro y san Pablo
Memoria

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Sal 94,8)
R/. Aleluya, aleluya.

No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Lucas 19, 41-44
Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:
«¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El Evangelio cuenta cómo Jesús vino al mundo con gran humildad y ocultamiento. 

Entonces, ¿por qué se sobresalta Jerusalén? Parece que el evangelista quiere anticipar, en cierto modo, la actitud que tomarán después los sumos sacerdotes y el sanedrín, así como parte del pueblo, ante Jesús durante su vida pública. Ciertamente, resalta el hecho de que el conocimiento de las Escrituras y de las profecías mesiánicas no lleva a todos a abrirse a él y a su palabra. Esto lleva a pensar que, poco antes de la pasión, Jesús lloró sobre Jerusalén porque no había reconocido el tiempo de su visita (cf. Lc 19, 44).

«Jerusalén» somos todos

Tocamos aquí uno de los puntos cruciales de la teología de la historia: el drama del amor fiel de Dios en la persona de Jesús, que «vino a los suyos y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11). A la luz de toda la Biblia, esta actitud de hostilidad, de ambigüedad o de superficialidad representa la de todo hombre y del «mundo» —en sentido espiritual—, cuando se cierra al misterio del Dios verdadero, que sale a nuestro encuentro con la desarmante mansedumbre del amor.

Jesús, el «rey de los judíos» (cf. Jn 18, 37), es el Dios de la misericordia y de la fidelidad; quiere reinar con el amor y la verdad, y nos pide que nos convirtamos, que abandonemos las obras malas y que recorramos con decisión el camino del bien. Por tanto, en este sentido, «Jerusalén» somos todos nosotros. Que la Virgen María, que acogió con fe a Jesús, nos ayude a no cerrar nuestro corazón a su Evangelio de salvación. Más bien, dejémonos conquistar y transformar por él, el «Emmanuel», el Dios que vino a nosotros para darnos su paz y su amor. (Papa Emérito Benedicto XVI, Ángelus. Martes 6 de enero de 2009)

Las actitudes del alma.

Esta enseñanza de Jesús también es importante verla en el contexto concreto, existencial, donde Él la transmitió. En este caso, el evangelista Lucas nos presenta a Jesús caminando con sus discípulos hacia Jerusalén, hacia su Pascua de muerte y resurrección, y en este camino los educa confiándoles lo que Él mismo lleva en el corazón, las actitudes profundas de alma.

Entre estas actitudes está el desapego de los bienes terrenos, la confianza en la providencia del Padre y, precisamente, la vigilancia interior, la espera activa del reino de Dios. Para Jesús es la espera del regreso a la casa del Padre. Para nosotros es la espera de Cristo mismo, que vendrá a buscarnos para llevarnos a la fiesta sin fin, como ya hizo con su Madre María santísima: la llevó al Cielo con Él. (S.S. Papa Francisco. Ángelus. Domingo 11 de agosto de 2013)

Reflexión jueves 17 de noviembre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión jueves 17 de noviembre de 2021
Quien no quiere a Dios adentro llamó al enemigo afuera.
Tomemos una actitud humilde y arrepentida porque no hemos sido fieles al Señor, porque no hemos entendido que en su reinado está nuestra paz, victoria y fuerza.
Para la reflexión personal

Los cristianos proseguimos la obra del Maestro y participamos de los sentimientos de su Corazón misericordioso. Por eso, mirándole a Él, hemos de aprender a querer a nuestros hermanos los hombres, tratando a cada uno como es, en sus peculiares circunstancias, comprendiendo sus deficiencias cuando las haya, siendo siempre cordiales y estando disponibles para ayudar, para servir.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Padre misericordioso, buscamos el camino de la paz de Jesucristo, tu Hijo. Que ojalá seamos tu pueblo escogido, reconociendo día a día el tiempo de tu visitación. Tú saliste a nuestro encuentro, nos has pedido que te siguiéramos y… le hemos seguido hasta el día de hoy. Con nuestra fortaleza y nuestras flaquezas, te hemos reconocido y te seguiremos reconociendo como nuestro Dios, como nuestra luz y queremos darte gracias cada día que pasa. No puedo cerrar mi corazón y ahogar en mi egoísmo mi celo apostólico. Fortaléceme, hazme generoso para crecer en el amor y dedicarme a mi misión con ahínco, y así, hacer cuanto pueda para que la Nueva Evangelización llegue a muchas más personas. Amén.


Evangelio de ayer
EL PATRIMONIO QUE DIOS NOS CONFÍA

Por si no lo has visto
Tema #4:
Mensajes A La Iglesia Sobre El Misterio De Dios

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