Reflexión Lunes 7 de junio | 10ma. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar
LA CARTA MAGNA DEL CRISTIANO
Reflexión Lunes 7 de junio
Reflexión Lunes 7 de junio de 2021
10ma. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Mt 5, 12)
R/. Aleluya, aleluya.
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos. R/.
EVANGELIO
Mateo 5, 1-12
Dichosos los pobres de espíritu.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles y les dijo:
«Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
La liturgia de este domingo nos hace meditar sobre las Bienaventuranzas (cf. Mateo 5, 1-12a), que abren el gran discurso llamado “de la montaña”, la “carta magna” del Nuevo Testamento. Jesús manifiesta la voluntad de Dios de conducir a los hombres a la felicidad. […] El motivo de las bienaventuranzas, es decir de la felicidad, no está en la condición requerida —“pobres de espíritu”, “afligidos”, “hambrientos de justicia”, “perseguidos”…— sino en la sucesiva promesa, que hay que acoger con fe como don de Dios. […]
No es un mecanismo automático, sino un camino de vida para seguir al Señor, para quien la realidad de miseria y aflicción es vista en una perspectiva nueva y vivida según la conversión que se lleva a cabo. No se es bienaventurado si no se convierte, para poder apreciar y vivir los dones de Dios. […] El pobre de espíritu […] son humildes, dóciles, dispuestos a la gracia de Dios. La felicidad de los pobres en espíritu tiene una doble dimensión: en lo relacionado con los bienes y en lo relacionado con Dios.
Una doble dimensión
Respecto a los bienes materiales esta pobreza de espíritu es sobriedad: no necesariamente renuncia, sino capacidad de gustar lo esencial, de compartir; capacidad de renovar cada día el estupor por la bondad de las cosas, sin sobrecargarse en la monotonía del consumo voraz. Más tengo, más quiero. […] El hombre y la mujer que hace esto, que tiene esta actitud, “más tengo, más quiero”, no es feliz y no llegará a la felicidad.
En lo relacionado con Dios es alabanza y reconocimiento que el mundo es bendición y que en su origen está el amor creador del Padre. Pero es también apertura a Él, docilidad a su señoría, es Él el Señor, es Él el grande. No soy yo el grande porque tengo muchas cosas. Es Él el que ha querido que el mundo perteneciera a los hombres, y lo ha querido así para que los hombres fueran felices.
Mantienen vivo el Reino de los Cielos
El pobre en espíritu es el cristiano que no se fía de sí mismo, de las riquezas materiales, no se obstina en las propias opiniones, sino que escucha con respeto y se remite con gusto a las decisiones de los otros. Si en nuestras comunidades hubiera más pobres de espíritu, ¡habría menos divisiones, contrastes y polémicas! La humildad, como la caridad, es una virtud esencial para la convivencia en las comunidades cristianas.
Los pobres, en este sentido evangélico, aparecen como aquellos que mantienen viva la meta del Reino de los cielos, haciendo ver que esto viene anticipado como semilla en la comunidad fraterna, que privilegia el compartir antes que la posesión. […] La Virgen María, modelo y primicia de los pobres en espíritu porque es totalmente dócil a la voluntad del Señor, nos ayude a abandonarnos en Dios, rico en misericordia, para que nos colme de sus dones, especialmente de la abundancia de su perdón. (SS. Papa Francisco. Ángelus. Plaza de San Pedro. Domingo 29 de enero de 2017)
Reflexión Lunes 7 de junio de 2021
Para la reflexión personal
«Es como un hilillo de agua fresca que brota de la misericordia de Dios y que nos hace participar de su misma felicidad. Nos enseña, mucho mejor que los libros, que la verdadera felicidad no consiste en tomar y poseer, en juzgar y tener razón, en imponer la justicia a nuestro modo, sino más bien en dejarnos tomar y asir por Dios, en someternos a su juicio y a su justicia generosa, en aprender de Él la práctica cotidiana de la misericordia»
(S. Pinckaers, En busca de la felicidad, Palabra, Madrid 1981, pp. 126-127.) tomado de Hablar con Dios
Oración
Señor, Dios nuestro, tú escribes derecho con líneas torcidas. Haz que las desconcertantes palabras de tu Hijo en las Bienaventuranzas nos despierten y nos permitan ver dónde podemos encontrar tu clase de felicidad, ya que es la única que dura y permanece. Concédenos que como Cristianos experimentemos que Jesús tiene razón y da en el clavo siempre. Danos la gracias de adentrarnos por el camino que tu Hijo Jesús vivió, predicó y experimento, por sí mismo. Que las bienaventuranzas, sea nuestra regla de vida ahora y por siempre. Amén.
Tema #1: Introducción Al Libro De Apocalipsis – Curso de Apologética II