Reflexión Sábado 4 de septiembre | 22a. Semana Tiempo Ordinario – Año Impar

NORMAS QUE QUITAN LA ALEGRÍA
Reflexión Sábado 4 de septiembre

Reflexión Sábado 4 de septiembre de 2021
22a. Semana Tiempo Ordinario
Año Impar

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cf. Jn 14, 6)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Lucas 6,1-5
¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?

Lecturas del santo Evangelio según san Lucas

Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: «¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?».

Jesús les respondió: «¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres».

Y añadió: «El Hijo del hombre también es dueño del sábado». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Jesús apreciaba el sábado y, como buen judío, lo había incorporado a su espiritualidad: por ejemplo, iba cada semana a la sinagoga, a rezar y a escuchar la Palabra de Dios con los demás. Y cumplía seguramente las otras normas relativas a este día.

Bien vivido, el sábado era y sigue siendo un día sacramental de auténtica gracia para los judíos. Pero lo que aquí critica Jesús es una interpretación exagerada del descanso sabático: ¿Cómo puede ser contrario a la voluntad de Dios el tomar en la mano unas espigas, restregarlas y comer sus granos, cuando se siente hambre? Es una difícil sabiduría distinguir entre lo que es importante y lo que no.

Normas que quitan la alegría del espíritu.

Guardar el sábado como día de culto a Dios, día de descanso en su honor, día de la naturaleza, día de paz y vida de familia, día de liberación interior, sí era importante. Que no se trabajara el sábado en la siega era una cosa, pero que no se pudieran tomar y comer unos granos al pasar por el campo, era una interpretación exagerada. No valía la pena discutir y perder la paz por eso. Es un ejemplo de lo que ayer nos decía Jesús respecto al paño nuevo y a los odres nuevos.

Cuántas ocasiones tenemos, en nuestra vida de comunidad, de aplicar este principio. Cuántas veces perdemos la serenidad y el humor por tonterías de estas, aferrándonos a nimiedades sin importancia. Lo que está pensado para bien de las personas y para que esponjen sus ánimos -como la celebración del domingo cristiano- lo podemos llegar a convertir, por nuestra casuística e intransigencia, en unas normas que quitan la alegría del espíritu.

El domingo es un día que tiene que ser todo él, sus veinticuatro horas, un día de alegría por la victoria de Cristo y por nuestra propia liberación. Con la Eucaristía comunitaria en medio, pero con el espíritu liberado y gozoso: un espíritu pascual. El legalismo exagerado también puede matar el espíritu cristiano. Por encima de todo debe quedar la misericordia, el amor. (José Aldazabal. Enséñame tus Caminos. Vol. 5, CPL, Barcelona, 1997 pp. 31-35)

Reflexión Sábado 4 de septiembre de 2021

Fray Nelson Medina, O.P.
Reflexión Sábado 4 de septiembre de 2021
Alabanza y responsabilidad.
Debemos recordar nuestro pasado para agradecer a Jesús por el bien recibido y responderle fielmente permaneciendo en la fe y la esperanza.
Para la reflexión personal

Los que consideran superadas las devociones a la Virgen Santísima, dan señales de que han perdido el hondo sentido cristiano que encierran. Si buscas a María, nos dice San Josemaría, encontrarás “necesariamente” a Jesús, y aprenderás –siempre con mayor profundidad– lo que hay en el Corazón de Dios» Consideremos cómo vivimos el sábado habitualmente, y si tenemos específicos detalles de cariño hacia la Virgen.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.

Oración

Señor Jesús, tu eres el Señor del Sábado, el único que puede interpretar adecuadamente, según el Espíritu del Padre lo que sí se puede hacer sin ofender a Dios. No viniste para abolir la ley sino para enseñarnos a vivirlas en la dimensión del amor. No permitas que los mandamientos y las reglas de conducta se interpongan entre ti y nosotros, tu pueblo, sino que nos dirijan suavemente, como buenas educadoras, hacia ti y hacia nuestro prójimo; enséñanos a ir más allá de la ley con generosidad y amor servicial. Haznos libres con la libertad que nos trajo tu redención. Amén


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