Retiro Virtual | La Piedra | día 5 | Viernes Santo.

Retiro Virtual, Tema #5: La Piedra

CAMINANDO CON JESÚS HACIA LA PASCUA

Carola y Mauricio Pineda, Encuentro No. 253

TEMA 5 (SIGNO LA PIEDRA-LA TUMBA)

QUITA MI PIEDRA, LEVÁNTAME Y DESÁTAME PARA CAMINAR CONTIGO

Lectura: Juan 11:1-45 (5º Domingo de Cuaresma)
Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas, está enfermo». Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».

Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea». Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?». Jesús les respondió: ¿«Acaso no son doce las horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».
Después agregó: «Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo». Sus discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se curará».

Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte. Entonces les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo». Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él». Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.

Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».

Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: «El Maestro está aquí y te llama». Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro. Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí. María llegó a donde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».

Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado, preguntó: ¿«Dónde lo pusieron?». Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás». Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: ¡«Cómo lo amaba!». Pero algunos decían: «Este, que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?». Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?».

Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». Después de decir esto, gritó con voz fuerte: ¡”Lázaro, ven afuera”!. El muerto salió con los pies y las manos atadas con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.

Palabra del Señor. Gloria y honor a ti Señor.

Reflexión

Dos semanas antes del festival de la muerte y resurrección de Jesucristo, estamos invitados/as a prepararnos para ella al escuchar la historia de Lázaro, el hombre que murió pero fue llamado de vuelta a la vida por Jesús, desde la tumba a la vida. La historia es compleja, con muchas características.

Jesús mismo domina el drama y su centro, proclamándose a sí mismo como “la resurrección y la vida”. Dos personajes en particular, las hermanas de Lázaro, Marta y María, luchaban para aceptar su pretensión.

Cada hermana responde a su manera frente a la muerte de su hermano. Marta expresa su creencia en la resurrección en el último día, y al oír a Jesús diciendo que es “la resurrección y la vida”, expresa su fe en él como “el Hijo de Dios que vendrá al mundo”. Sin embargo, cuando Jesús llega a la tumba, parece haber olvidado su fe en Él y advierte a Jesús que su hermano lleva muerto cuatro días.

María, que al principio de la historia es introducida como la persona que lavó los pies de Jesús con perfume antes de su muerte, va a la tumba y, con otros dolientes, se pone a llorar. Ella también parece haber perdido la fe en Jesús como “la resurrección y la vida”.

Imagina por un momento que tú eres Lázaro…retornando a tu vida diaria después de esta experiencia… ¿cómo sería?

Jesús también lloró, pero en el original griego se usa una palabra diferente para este llanto. Muchos creen que Jesús lloró por causa de la respuesta sin fe de las dos hermanas frente a la muerte de su hermano; su conducta, cuando se confrontó con la muerte no fue la que se esperaba de personas que aceptaban a Jesús como “la resurrección y la vida”.

La calidad de esta vida resucitada se insinúa con la aparición de Lázaro cuando emerge de la tumba. Si te colocas en la escena, ¿Cómo habrías respondido al ver a Lázaro saliendo de su tumba? ¿Con dudas? ¿Con reverencia? ¿Tal vez con miedo?

Lázaro todavía llevaba su sudario y había vuelto a la vida solo para morir nuevamente. Experimentó la resucitación en vez de la resurrección. En contraste, cuando Jesús se levantó de su tumba en el día de Pascua, dejó sus ropas abandonadas en la tumba (Juan 20: 6-7). Imagina por un momento que eres Lázaro… volviendo a tu vida diaria después de esta experiencia… ¿cómo habría sido?

La nueva vida de resurrección que él vive ahora nos enseña sobre una nueva vida en que el regalo de Dios a nosotros es el resultado de los eventos que conmemoramos anualmente en el tiempo de Pascua. Trae ahora lo que sea que ha brotado en ti durante este tiempo de oración al Señor…

COMPROMISO DE ACCIÓN

ORACIÓN FINAL BREVE

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