Sábado Santo Vigilia Pascual | Reflexión al Evangelio – Ciclo B
LA LUZ, EL AGUA Y EL ALELUYA
Sábado Santo Vigilia Pascual
Sábado Santo Vigilia Pascual
Reflexión al Evangelio – Ciclo B
Santo Triduo Pascual
Las lecturas para este día los pueden ver en este enlace:
Lecturas Vigilia Pascual, Sábado Santo – Ciclo A, B y C
Sábado Santo: día de la sepultura de Dios. ¿No es acaso, de forma impresionante, nuestro día? ¿No comienza nuestro siglo a ser un gran Sábado Santo, día de la ausencia de Dios en el que incluso los discípulos experimentan un vacío que aletea en el corazón, que se extiende cada vez más, y por esta razón se preparan llenos de vergüenza y angustia a volver a casa y se encaminan sombríos y apesadumbrados en su desesperación hacia Emaús, sin darse cuenta de que aquel que creían muerto está en medio de ellos?
Reflexión
La resurrección de Jesús es un estallido de luz. Se supera la muerte, el sepulcro se abre de par en par. El Resucitado mismo es Luz, la luz del mundo. Con la resurrección, el día de Dios entra en la noche de la historia. A partir de la resurrección, la luz de Dios se difunde en el mundo y en la historia. Se hace de día. Sólo esta Luz, Jesucristo, es la luz verdadera, más que el fenómeno físico de luz. Él es la pura Luz: Dios mismo, que hace surgir una nueva creación en aquella antigua, y transforma el caos en cosmos.
[…] En la Vigilia Pascual, la Iglesia representa el misterio de luz de Cristo con el signo del cirio pascual, cuya llama es a la vez luz y calor. El simbolismo de la luz se relaciona con el del fuego: luminosidad y calor, luminosidad y energía transformadora del fuego: verdad y amor van unidos. El cirio pascual arde y, al arder, se consume: cruz y resurrección son inseparables. De la cruz, de la autoentrega del Hijo, nace la luz, viene la verdadera luminosidad al mundo.
[…] Con Él surge en nosotros la luz de la verdad y empezamos a entender. […] Entre las corrientes contrastantes de su tiempo, no sabían dónde ir. Cuánta compasión debe sentir Cristo también en nuestro tiempo por tantas grandilocuencias, tras las cuales se esconde en realidad una gran desorientación. ¿Dónde hemos de ir? ¿Cuáles son los valores sobre los cuales regularnos? ¿Los valores en que podemos educar a los jóvenes, sin darles normas que tal vez no aguantan o exigirles algo que quizás no se les debe imponer? Él es la Luz.
Bautismo y Alegría
[…] El segundo símbolo de la Vigilia Pascual — la noche del Bautismo — es el agua. Aparece en la Sagrada Escritura y, por tanto, también en la estructura interna del Sacramento del Bautismo en dos sentidos opuestos. Por un lado está el mar, que se manifiesta como el poder antagonista de la vida sobre la tierra, como su amenaza constante, pero al que Dios ha puesto un límite. Esto significa que el Bautismo no es sólo un lavacro, sino un nuevo nacimiento: con Cristo es como si descendiéramos en el mar de la muerte, para resurgir como criaturas nuevas.
[…] El tercer gran símbolo de la Vigilia Pascual es de naturaleza singular, y concierne al hombre mismo. Es el cantar el canto nuevo, el aleluya. Cuando un hombre experimenta una gran alegría, no puede guardársela para sí mismo. Tiene que expresarla, transmitirla. […] Es como si hubiera renacido. Está vivo y libre. La Biblia describe la reacción del pueblo a este gran acontecimiento de salvación con la expresión: «El pueblo creyó en el Señor y en Moisés, su siervo» (cf. Ex14,31).
[…] La mano salvadora del Señor nos sujeta, y así podemos cantar ya ahora el canto de los salvados, el canto nuevo de los resucitados: ¡aleluya! Amén. (Papa Emérito Benedicto XVI. Extracto de su Homilía en la Basílica de San Pedro. Sábado Santo 11 de abril de 2009.)
Para la reflexión personal
Sábado Santo: día de la sepultura de Dios. ¿No es acaso, de forma impresionante, nuestro día? ¿No comienza nuestro siglo a ser un gran Sábado Santo, día de la ausencia de Dios en el que incluso los discípulos experimentan un vacío que aletea en el corazón, que se extiende cada vez más, y por esta razón se preparan llenos de vergüenza y angustia a volver a casa y se encaminan sombríos y apesadumbrados en su desesperación hacia Emaús, sin darse cuenta de que aquel que creían muerto está en medio de ellos? (Zevini-Cabra)
Oración
Tomado del Oficio de Lectura
Del libro de las Lamentaciones 5, 1-22
PLEGARIA POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO
¡Acuérdate, Señor, de lo que nos ha sobrevenido,
mira y ve nuestro oprobio!
Nuestra heredad ha pasado a extranjeros,
nuestras casas a extraños.
Hemos quedado como huérfanos sin padre,
y nuestras madres son como viudas.
A precio de plata bebemos nuestra agua,
nuestra leña, la adquirimos por dinero.
Andamos oprimidos con el yugo a
nuestro cuello; estamos agotados, no se nos da respiro.
Mas tú, Señor, por siempre permaneces;
¡tu trono de generación en generación!
¿Porqué has de olvidarnos para siempre?
¿Por qué toda la vida abandonarnos?
Haz que volvamos a ti, Señor, y volveremos.
Renueva nuestros días como antaño, si es que no nos
has desechado totalmente, irritado contra nosotros sin medida.
Para la lectura espiritual:
Hablar con Dios
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