Trigésimo Tercer Domingo T. O. | Reflexión Evangelio 14 de noviembre – Ciclo B
ESPERANZA EN UN MUNDO NUEVO
Trigésimo Tercer Domingo
Trigésimo Tercer Domingo
V Jornada Mundial De Los Pobres
Reflexión Evangelio 14 de noviembre de 2021
Tiempo Ordinario – Ciclo B
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Lc 21,36)
R/. Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre. R/.
EVANGELIO
Marcos 13, 24-32
Congregará a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.
Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta.
En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre».
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
En este penúltimo domingo del año litúrgico, se proclama, en la redacción de San Marcos, una parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos (cf. Mc 13, 24-32). Este discurso se encuentra, con algunas variaciones, también en Mateo y Lucas, y es probablemente el texto más difícil del Evangelio.
Tal dificultad deriva tanto del contenido como del lenguaje: se habla de un porvenir que supera nuestras categorías, y por esto Jesús utiliza imágenes y palabras tomadas del Antiguo Testamento, pero sobre todo introduce un nuevo centro, que es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección.
También el pasaje de hoy se abre con algunas imágenes cósmicas de género apocalíptico: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán» (v. 24-25); pero este elemento se relativiza por cuanto le sigue: «Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria» (v. 26).
El «Hijo del hombre» es Jesús mismo, que une el presente y el futuro; las antiguas palabras de los profetas por fin han hallado un centro en la persona del Mesías nazareno: es Él el verdadero acontecimiento que, en medio de los trastornos del mundo, permanece como el punto firme y estable.
Ello se confirma con otra expresión del Evangelio del día. Jesús afirma: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (v. 31). En efecto, sabemos que en la Biblia la Palabra de Dios está en el origen de la creación: todas las criaturas, empezando por los elementos cósmicos —sol, luna, firmamento—, obedecen a la Palabra de Dios, existen en cuanto que son «llamados» por ella.
Esperanza en un Mundo Nuevo
Esta potencia creadora de la Palabra divina se ha concentrado en Jesucristo, Verbo hecho carne, y pasa también a través de sus palabras humanas, que son el verdadero «firmamento» que orienta el pensamiento y el camino del hombre en la tierra. Por esto Jesús no describe el fin del mundo, y cuando utiliza imágenes apocalípticas, no se comporta como un «vidente».
Al contrario, Él quiere apartar a sus discípulos —de toda época— de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y desea en cambio darles una clave de lectura profunda, esencial, y sobre todo indicar el sendero justo sobre el cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna.
Todo pasa —nos recuerda el Señor—, pero la Palabra de Dios no muta, y ante ella cada uno de nosotros es responsable del propio comportamiento. De acuerdo con esto seremos juzgados. Queridos amigos: tampoco en nuestros tiempos faltan calamidades naturales, y lamentablemente ni siquiera guerras y violencias.
Hoy necesitamos también un fundamento estable para nuestra vida y nuestra esperanza, tanto más a causa del relativismo en el que estamos inmersos. Que la Virgen María nos ayude a acoger este centro en la Persona de Cristo y en su Palabra. (Papa Emérito Benedicto XVI. Ángelus. Domingo 18 de noviembre de 2012)
Reflexión Trigésimo Tercer Domingo
Para la reflexión personal
¡Cómo debemos dar por bien empleados nuestros esfuerzos por seguir a Cristo, ese cúmulo de cosas pequeñas, de servicios casi intrascendentes, que procuramos hacer cada día por Dios, y que quizá nadie ve…! Jesús nos tratará, si somos fieles, como a sus amigos de siempre.
Tomado de Hablar con Dios, meditación diaria.
Oración
Jesús, Señor de la historia, tú ves los males que afligen a nuestra humanidad; sin embargo, nos enseñas que, en su raíz, es uno solo el Mal que hemos de combatir. Tú lo derrotaste ya al morir por nosotros en la cruz; ayúdanos a extender en el tiempo tu victoria pascual. Haznos portadores de eternidad allí donde vivimos y trabajamos: que la luz de tu amor perenne inunde a través de nosotros la pequeña porción de la historia que nos has confiado y la transfigure. Haz que completemos nuestra peregrinación terrena tendiendo a la patria celestial, para que quien nos encuentre comprenda cuál es la bienaventurada esperanza que nos hace exultar ya desde ahora. Que el Pan de la vida eterna, roto por nosotros, nos sostenga en las pruebas cotidianas, para que podamos ser encontrados fieles y vigilantes en tu día glorioso. Amén.
Evangelio XXXII Domingo:
CONSTRUIR LA VIDA Y CONFIAR EN DIOS
V Jornada Mundial De Los Pobres
Mensaje Del Santo Padre Francisco
Por si no lo has visto
Tema #4:
Mensajes A La Iglesia Sobre El Misterio De Dios
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